Cuba no olvida a víctimas del terrorismo
Santa Cruz del Sur, 6 oct. – Hay nombres que requieren ser enterrados para siempre, pero necesariamente deben repetirse al recordar el vil acto perpetrado por la malsana orden de sus cerebros asesinos y la interminable sed de perjudicar a seres inocentes.
Luís Posada Carriles, Orlando Bosch Ávila, Freddi Lugo, Hernán Ricardo, entre muchos otros terroristas dirigieron la mirada hacia el avión de cubana donde viajaban los jóvenes esgrimistas de la tierra martiana, muy entusiasmados por los numerosos triunfos. En total iban 73 personas, varias de ellas de otros países.
Querían los enemigos de la Revolución, verla resquebrajarse, destruirse en pedazos. Volvieron a equivocarse. Sí, colocaron las cargas detonantes sin importarles las consecuencias. Al estallar la ¨furia¨ salvaje de las bombas, el sufrimiento, el terror, la desesperanza se apoderó de las víctimas.
La enorme ¨ave¨ metálica se incendio en el cielo de la isla caribeña de Barbados. No pudo el Capitán equilibrar la aeronave. A la torre de control le informa del suceso y pide permiso para regresar a la pista de aterrizaje, siéndole concedido. El copiloto mostró también inmensa ecuanimidad y valentía.
Era necesario sobrevolar cerca del mar para tratar de aplacar el fuego causado por las explosiones. Ese mandato en medio de tanta agitación no llegó a concretarse. El vuelo CU-455 se estrelló en las profundidades marinas de Barbados.
La consternación invadió la vida de cada familia cubana. El pueblo enérgico y viril del inolvidable Comandante en Jefe Fidel Castro, lloró a sus hijos y seres queridos fallecidos en el abominable hecho. Los connotados culpables del inhumano obrar nunca fueron juzgados. Tanta ignominia jamás resplandecerá como las medallas de los invencibles esgrimistas ni la pujanza patriótica de este archipiélago inexpugnable. (foto tomada de Internet)