DE CUBA, UNA ESTAMPA. Museo Nacional de la Lucha contra Bandidos (+Fotos)
Trinidad es una de las ciudades más fotografiadas por quienes la visitan. Atrapada, también, por el pincel de grandes y noveles cultores de las artes plásticas que no se resisten ante sus múltiples encantos, naturales y arquitectónicos, verdaderas joyas.
Uno de los símbolos representativos de esa urbe del centro-sur de Cuba, fundada por los españoles en 1514, es un campanario amarillo que parece emerger de las montañas del Escambray, cual telón de fondo; entre las techumbres rojas de las casas coloniales y el verde intenso de sus patios.
La curiosidad lleva al caminante a acercarse a la torre por las empedradas calles del centro histórico de la ciudad, excelentemente conservado.
El empinado campanario es el único resto del edificio que ocupó el convento de San Francisco de Asís, en el siglo XVIII. La instalación contigua, reconstruida varias veces para disímiles fines, alberga al Museo Nacional de la Lucha contra Bandidos, desde el primero de junio de 1984.
En sus salas se muestran fotos, documentos, cartas, mapas, uniformes y armas que ilustran sobre los enfrentamientos de los revolucionarios cubanos a unas 300 bandas terroristas, armadas por la Agencia Central de Inteligencia, con las que Estados Unidos pretendía apoyar sus planes para derrocar a la Revolución. Esta epopeya comenzó a escasos meses del triunfo del primero de enero de1959, y terminó seis años después.
La región del Escambray, en la antigua provincia de Las Villas, constituyó el principal escenario donde operaban los bandidos, asesinos de alfabetizadores, combatientes, campesinos… y responsables, además, de un sinnúmero de fechorías en la zona.
Hasta allí llegaron para rendirlos, y lo lograron, miembros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, del Ministerio del Interior, y de las Milicias Nacionales Revolucionarias, que eran el pueblo uniformado.
A una de las etapas de aquella contienda se le conoce como ‘Limpia del Escambray’. Fue exactamente, entre diciembre de 1960 y abril de 1961.
En el patio interior del Museo Nacional de la Lucha contra Bandidos se exhibe una lancha pirata en la que vinieron hombres y armamentos para la contrarrevolución interna, y un camión de fabricación soviética, utilizado por las Milicias para trasladarse a lugares intrincados.
Dos casas-museo, distantes de la ciudad, también pertenecen a la institución cultural. La del combatiente de la Seguridad del Estado, Alberto Delgado Delgado, y la del campesino Pedro Lantigua, asesinados los dos. Junto a este último, corrió igual suerte su maestro, el joven alfabetizador Manuel Ascunce Domenech.
La memoria de todos aquellos sucesos se mantiene bien resguardada, desde hace 38 años, en el museo custodiado por el campanario amarillo que guía al caminante desde cualquier punto de la colonial urbe trinitaria, hasta la historia de uno de los episodios de mayor hombradía de la Revolución cubana: La lucha contra bandidos.
(Tomado de Radio Habana Cuba)