[:es]Custodio de empresa santacruceña recuerda su accionar internacionalista en Angola [:]

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El cuidado de la Pescadería Especializada estaba esta mañana a cargo de uno de los miembros del Cuerpo de Vigilancia y Protección (CVP) de la Empresa Pesquera Industrial Sureña (EPISUR) de Santa Cruz del Sur.  A nuestro entrevistado lo encontramos de completo uniforme cumpliendo los deberes establecidos.

 “Ahora asumo el turno diurno, pero también realizo mi labor en las noches y madrugadas en cualquier área de la entidad a la cual pertenezco.  Soy un trabajador defensor de los bienes del Estado cubano”.

Hace algunos años, Ángel Antonio Cruz Leyva atendía quehaceres en el almacén de la Base municipal de Ómnibus. “Hasta recibir la citación oficial del sector militar”. Una sola pregunta hecha por los compañeros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), tuvo categórica respuesta y lacónica interrogante del santacruceño: “Dispuesto estoy. ¿Cuándo debo partir?”.

Luanda, capital de la República Popular de Angola (RPA), recibía a otro número grupo de soldados internacionalistas. Entre los que bajaron del avión se encontraba el interrogado. “Permanecimos seis horas allí”, recordó.

Esta fuerza se une al 31 grupo táctico. A Cruz le es entregada el arma de combate. “A partir de ese instante fui tirador de flecha C2M”.

Como el resto de los camaradas designados para la misión, resguardó el transitar de las caravanas en las que anduvo con los oídos aguzados y la desconfianza de guardia. “No nos podíamos dar el lujo de ser atacados por sorpresa.

 Los sudafricanos querían detenernos colocando minas explosivas, valiéndose de emboscadas. Sus malintencionados planes los destruyó nuestra fortaleza combativa”.

En Menongue y Lobito, provincias del sur angoleño, les dieron “leña” a los mercenarios financiados por los Estados Unidos.

La jefatura de la 31 conocía la evaluación recibida por Cruz en el terruño donde  aún permanece. “Aprobé el curso de cocinero. Eso me dio la posibilidad de trabajar algún tiempo en el restaurante Veril Azul”. Asumió, pasado algunos meses, esa responsabilidad en la RPA.

“Al enemigo le interesaba sobre todo destruir los lugares donde se acopiaban  los alimentos”, afirmó. “Cualquier tropa, subrayó, al quedarse sin comida puede ser derrotada, menos la cubana. Si hubiéramos perdido las provisiones la moral  jamás habría decaído. Ese fue el pensamiento en el que nos educó Fidel”.[:]