Cuba y España unidas en la voz de Ivette Cepeda (+Fotos y video)
Por primera vez, he grabado desde la distancia. Tengo afición por los dúos pero, en particular, admiro a Moy de los Yakis. Disfruté mucho escuchar en su voz este tema que quizás rompe con la filosofía de los gitanos, confirmó en exclusiva a Prensa Latina.
Con más de dos mil canciones escritas, la agrupación gitana Los Yakis defiende la fusión de ritmos cubanos y el flamenco, en un novedoso género denominado La nueva rumba, y apreciada por el pueblo gitano que solicita sus actuaciones en innumerables eventos sociales.
En esta oportunidad, la cantante cubana une a la isla y España en lo que denomina salsa flamenca y encuentra puntos de contactos con la obra de Luis Eduardo Aute, referente en Iberoamérica y único autor extranjero en el álbum.
Así, queda clara su admiración por la música gallega y sus mejores exponentes. Antes le cantaría a Sabina en uno de sus espectáculos y se le reconoce por defender los clásicos que distinguen su cancionero.
‘Con La Rosa, me complazco y mucho. Preferí también cantar temas de autores cubanos con realce para los trovadores. Porque me gusta defender ese nivel poético profundo, tomar inspiración en la realidad que conozco, la de mi país’, reconoció.
La producción musical privilegia el catálogo del sello discográfico Bis Music e incorpora el talento del pianista y arreglista Joel Domínguez, quien trabajó con los músicos de la banda española e instrumentistas de la agrupación Havana D´Primera.
Si bien en el disco Miracle, la Cepeda recordó a grandes voces de la cancionística cubana; o su álbum País reflejó los sentimientos raigales que un artista ‘puede abordar cuando viene o va’, otra sonoridad acompaña ahora a La Rosa de Jericó.
‘Todos estos discos están marcados por una gran diversidad musical. Nunca he defendido un solo género, pero sí me gusta la canción que lleve un mensaje y una factura musical que toque los corazones’, reafirmó Cepeda.
Como continuidad, el amor vuelve a ser temática central de su obra que, especialmente, acompaña el grupo Reflexión y otros jóvenes integrantes del proyecto Mozarteum, quienes aportan el toque lírico a su interpretación.
Desde la espiritualidad de sus palabras, Cepeda también transita al desborde total cuando habla de creación, de sus musas, de los nuevos lances que su vocación o la divinidad le susurra al oído.
Confesó, además, que ‘ me atreví a cantar salsa en esta ocasión. Incursionar en este género en un país donde hay una herencia salsera tan especial resulta un atrevimiento. Lo hice porque las canciones lo pedían y quise llegar a ese público bailador.’
En su carrera, lució cubanía y versatilidad con Alcé mi voz, que define como ‘un guaguancó no tan exigente desde el punto de vista de la tradición’, pero en su registro vocal se antoja satisfactorio e inigualable por el sello del realizador cubano Alejandro Pérez.
‘ Apelé a la pureza, a lo bello de cada tema en el repertorio. Este es el disco más comprometido de todos,’ destaca sobre la producción que la mantuvo en fecundidad creativa desde su concepción en 2018.
Cual rosa de Jericó, Cepeda expande su obra y abre su registro a la multiplicidad de géneros que logra conquistar para acogida de su numeroso público que le sigue tanto en la isla como en escenarios internacionales.