[:es]Cuba rechaza acusaciones de alto funcionario de EE.UU.[:]
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Según Vidal, la reunión en ese panel legislativo, organizada por el senador republicano Marco Rubio y su colega demócrata Robert Menéndez, la gran víctima fue la verdad, y constituyó una muestra adicional de la total falta de escrúpulos y credibilidad de estos dos legisladores, reconocidos por su agenda política destinada desde hace años a llevar a nuestros dos países hacia la confrontación.
La funcionaria reiteró categóricamente que las autoridades cubanas no tienen responsabilidad alguna en las afectaciones de salud reportadas por diplomáticos estadounidenses, tras señalar que Cuba nunca ha perpetrado ni perpetrará, ni ha permitido, ni permitirá que terceros actúen contra la integridad física de ningún representante del servicio exterior, sin excepción.
El Departamento de Estado no tiene evidencia alguna que le permita afirmar que hubo ataques contra sus diplomáticos en La Habana ni que Cuba pueda ser responsable o tener conocimiento de esas acciones, añadió.
Rechazó además la politización de este asunto y las medidas injustificadas que adoptó la Casa Blanca con un alto costo para la emigración cubana y la población de la mayor de las Antillas en general.
Un reciente informe del Buró Federal de Investigaciones (FBI) corroboró que en sus múltiples viajes a La Habana, los agentes de dicha entidad no encontraron pruebas de que las misteriosas enfermedades sean resultado de estos supuestos ‘ataques’, como los califican las autoridades estadounidenses y que sirvieron de pretexto para frenar el acercamiento con la nación antillana.
Así también lo reconoció el senador republicano por el estado norteamericano de Arizona Jeff Flake, quien el viernes se reunió con el canciller Bruno Rodríguez.
En declaraciones a la prensa, el también miembro de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara alta afirmó en dicha ocasión que las autoridades de Estados Unidos no poseen evidencias de que los diplomáticos hayan sido víctimas de ataques con un arma desconocida. La historia de diplomáticos que habrían sufrido migraña, mareo, pérdida de la audición y lesiones cerebrales leves durante su trabajo en Cuba se publicó en los medios de comunicación en agosto pasado; el primero de los supuestos incidentes se remonta a noviembre del 2016 y el último a hace pocos meses.
A fines de septiembre, el departamento de Estado ordenó la retirada del 60 por ciento del personal de la embajada en Cuba y poco tiempo después la Casa Blanca anunció medidas que restringen los viajes individuales a la isla, aprobados durante el gobierno del presidente Barack Obama (2009-2017). (PL)
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