[:es]Croacia hace historia y disputará la final por primera vez (+Fotos)[:]
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El duelo de este miércoles fue extraordinario.
La escuadra de Los Tres Leones hizo estallar el moscovita estadio Luzhniki a muy poco de haber comenzado el partido. Kieran Trippier marcó de tiro libre, un cobro exquisito por encima de la barrera que dejó sin opción alguna al arquero Danijel Subasic.
El tanto de Trippier, según datos del famoso estadístico Mister Chip, significó el primero de un jugador con el dorsal 12 en Rusia-2018. Así todos los números, del 1 al 23, ya archivan al menos una diana en el campeonato (contando el autogol de Yann Sommer, el portero de Suiza, el 1).
Trippier, vale recordarlo, jamás había marcado un gol con la elástica de Inglaterra, y vino a hacerlo aquí, en las semifinales de una Copa del Mundo y de cobro directo.
Corría apenas el minuto cinco y ya el duelo estaba condicionado: Croacia atacaría como si no hubiera un mañana e Inglaterra defendería con uñas y dientes, con el contragolpe de principal aliado.
El libreto tenía cuño. Los croatas asediaban a los británicos, Luka Modric e Ivan Rakitic movían al equipo a buena velocidad, pero Inglaterra metía pánico cada vez que robaba el balón y Raheen Sterling y Delle Ali salían corriendo como balas en busca del otro tanto.
Los hinchas ingleses no paraban de cantar. Desde el pitazo inicial hicieron gala de vasto repertorio y en muy poco tiempo ya habían entonado más canciones que los Beatles en toda su vida.
Cerca de la media hora, Harry Kane, la gran superestrella del Tottenham, desaprovechó un mano a mano, solo ante Subasic, que hubiera puesto plomo en la parte inglesa de la balanza.
En el 35, Jesse Lingard también botó por el caño una oportunidad de oro, imperdonable, mientras Rakitic pudo igualar las acciones en el 44, pero la zaga de Los Tres Leones desarmó al centrocampista antes que intentara el disparo.
Así llegó el medio tiempo. Con todo abierto, con posibilidades y sueños infinitos para ambos contendientes. Francia, que ayer había asegurado su presencia en el partido por el trono, miraba cada detalle del duelo.
Inglaterra, donde muchos dicen que se inventó el fútbol, intentaba incluirse en la gran final por segunda vez en la historia, mientras Croacia hacía de tripas corazón para debutar en esa instancia, nunca había superado las semifinales.
Ya en el 55, los ingleses pudieron ampliar pero primero Kane y luego Lingard, en jugada continuada, fueron incapaces de mandar la pelota al fondo de las redes.
Nueve minutos más tarde, los croatas fueron a la carga pero el disparo de Ivan Perisic, que iba con destino a gol, se estrelló en la anatomía de Kyle Walker. Pero Croacia obtuvo el premio a la insistencia sin límites. Perisic logró empatar las acciones en el 67, al embocar a gol un preciso centro desde la derecha de Sime Vrsaljko, tras anticiparse magistralmente a la zaga rival.
En el 71 continuó la revolución croata. Rakitic envió el balón al poste e hizo vibrar el estadio. Las oleadas de los ex yugoslavos arreciaban. Los bulliciosos hinchas ingleses apenas se escuchaban en las tribunas.
Era el ahora o nunca para Croacia. Los Tres Leones sufrían como nunca, era un martirio ultrajante el duelo para ellos en ese momento.
El carrusel de emociones de los últimos 10 minutos era infernal. Mario Mandzukic pudo adelantar a los croatas pero el arquero Jordan Pickford se lo impidió; Perisic, al poco rato, también tuvo en sus botas el tanto del triunfo, pero su disparo salió alto, por encima de la portería.
Demencial, el Luzhniki era un manicomio; los 22 futbolistas parecían perros de presa; gritos atronadores de ‘England’, ‘Croacia’… hasta de ‘Rossia’ se escuchan en las gradas. Los decibeles eran demasiados.
Inglaterra pudo ganar en el 91, pero Kane, con todo a favor, cabeceó por fuera. Dejaba escapar así todas sus posibilidades alrededor del Balón de Oro.
Entonces, los tiempos extra, algo que no era raro para ningún equipo. Para Croacia era algo de todos los días: en octavos superó a Dinamarca y en cuartos a Rusia, en ambas ocasiones en la lotería de los penales. Mientras, Inglaterra hizo lo propio en octavos ante Colombia.
De regreso a la acción, en el 98 John Stone metió un potente cabezazo a la salida de un córner, pero Vrsaljko salvó a Croacia, al rechazar la pelota cuando estaba a punto de cruzar la línea de meta, era gol cantado.
En el 105, Pickford realizó la mejor atajada de su vida, o al menos la más importante, y volvió a negarle el gol a Mandzukic; bestial la acción del portero inglés, monumental.
Pero el fútbol quiso premiar a Mandzukic. El poderoso delantero de la Juventus, de zurda, marcó la ventaja para los croatas en el 109, a pase de Perisic, y envió a Inglaterra, una vez más, al infierno angustioso de los perdedores.
Por primera vez en la historia del balompié, Croacia -una nación de poco más de cuatro millones de habitantes- disputará el trono del mundo, ante Francia el próximo domingo, en Moscú.
La posibilidad de ver un nuevo campeón del mundo todavía está latente.
Los inventores del fútbol, mientras tanto, vuelven a defraudar a sus hinchas, solo les queda el partido de consolación por el tercer puesto, ante Bélgica el sábado.
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