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Con unidad y la vergüenza heredada de Agramonte, Camagüey recibe al 2022

¡CAMAGÜEYANOS!
Han transcurrido 63 años  desde el triunfo de la Revolución Cubana, tránsito para una consecuente maduración del desarrollo socioeconómico, tecnológico y científico de nuestro país, pilares de alto y decisivo impacto en el complejo proceso de sostenibilidad de la nación, permanentemente agredida por el más extenso bloqueo en la historia de la humanidad.

La sólida voluntad de resistencia de la inmensa mayoría de los cubanos ha hecho posible llegar hasta aquí, cimentando un  proyecto social edificado sobre consistentes bases revolucionarias de pueblo, que desde la clarinada libertaria del 26 de julio de 1953, centra sus propósitos en el bienestar de todos.

Es esa la reciedumbre que no han podido doblegar más de seis décadas de cerco económico, comercial y financiero, y mucho menos la férrea voluntad de resistencia nacida al calor de esa lucha, y válida para hacer frente a la pandemia de la COVID-19, incluso con vacunas propias, únicas  de un país latinoamericano,  bajo una recrudecida embestida estadounidense, que hace más criminal aún tal proceder.

Así llegamos a este nuevo cumpleaños de la Revolución cubana, con más del 85 por ciento de la población inmunizada contra el SARS-Cov-2 y en amplio proceso de vacunación de refuerzo; llegamos hasta aquí con la certeza de responder debidamente a  la exhortación del General de Ejército Raúl Castro de trabajar para salvar la agroindustria azucarera cubana.

En ese empeño grande está la cuota que le corresponde a Camagüey en el imprescindible proceso de levantar las plantaciones cañera, con el  fin de cubrir las demandas de una de las más altas potencialidades para el proceso azucarero en el país, parejamente con la revitalización de la agricultura no cañera y la ganadería distintiva de este centro oriental territorio.

Se unen a  ello, como regalo de cumpleaños en un pueblo de permanente Revolución, los  evidentes avances en  frentes como la educación, la ciencia y la técnica, que entorpecidos en su normal desempeño a causa de la pandemia, revitalizan procederes con nuevos bríos seguros de salir adelante, con el Partido Comunista y el Gobierno del Poder Popular al frente.

“Nos tiraron a matar, y estamos vivos”, dijo el presidente Díaz-Canel, quien también ratificó en el recién finalizado diciembre que insistieron en matarnos, pero nosotros insistimos en vivir y vencer. Es el destino de este pueblo, crecerse con los desafíos porque “en esta Cuba siempre será posible hasta lo imposible”.

Ratificamos que en ese método de supervivencia nos entrenó Fidel, quien marca el camino con su permanente presencia, e imprime energía a la voluntad de resistencia de todo un pueblo  para hacer frente a arremetidas de cualquier índole, como se ha demostrado.

Así recibimos este nuevo año, también cargado de desafíos, en el que será decisivo el determinante protagonismo juvenil en los procesos sociales como segura continuidad y participación en el desarrollo nacional, y en medio del ineludible ordenamiento económico y monetario que reta a la inteligencia y vocación de los cubanos, por preservar y hacer avanzar las conquistas de la sociedad, que en inmensa mayoría edificamos.

Dejamos atrás otro episodio de las acostumbradas mascaradas contra la Revolución, urdidas en la madriguera imperial, con el apoyo de mal pagados cipayos dirigidos por los servicios de inteligencia del imperio yanqui en su frustrado afán de destruir esta rebelde nación, y quienes han recibido contundente y revolucionaria  respuesta camagüeyana en la recién desarrollada Marcha Patriótica por la Victoria.

¡AGRAMONTINOS!

Empuñemos nuestras mejores armas, la unidad y la vergüenza, para generar las riquezas que necesitamos, para seguir adelante y continuar venciendo con vocación libertaria y apego infinito a Fidel y a nuestra cubanísima Revolución. (Foto: Alejandro Rodríguez Leyva/Periódico Adelante)