Chalecos amarillos en su movilización 59 en Francia

Durante todo el año, no cesaron los llamados a la dimisión de Macron y la denuncia de la violencia policial desde el movimiento que comenzó sus marchas el 17 de noviembre de 2018 en rechazo al alza en los impuestos a los combustibles decretado entonces por el ejecutivo.
Los líderes de los chalecos amarillos insisten en la revitalización de las protestas, que llegaron a reunir a cientos de miles de personas a finales de 2018 y principios de 2019, pero eso no ha ocurrido, y la mayor movilización de los últimos meses se produjo el 16 de noviembre, en el primer aniversario, cuando salieron a las calles unas 30 mil.
En varias de las jornadas de marchas la violencia estuvo presente, con destrozos, choques con la policía y arrestos, unas veces atribuida al bloque negro, que se infiltra en las manifestaciones y genera disturbios, y otras a los propios chalecos.
Tanto el ejecutivo como el movimiento se acusan mutuamente de apelar a la violencia en las calles de Francia, con algunas investigaciones en curso al respecto, aunque los manifestantes aseguran que se criminaliza su derecho a la protesta.
El gobierno señala que el declive de los chalecos amarillos se debe a las medidas de corte social anunciadas por Macron, pero no pocos lo atribuyen a la falta de una plataforma política detrás de los reclamos, al lógico desgaste del tiempo y a la diversidad de posturas y objetivos en los participantes.
Los chalecos han sido muy activos en las marchas y acciones de rechazo a la reforma de la jubilación, contra la cual varios sindicatos declararon el 5 de diciembre un paro nacional. (Prensa Latina)