Camilo, estrella y reflejo inextinguible

Te volviste tal vez cayo, marea, sur juguetón. Quizás canto de espuma acoplado en nubes en forma de montañas. Compararte con todo lo relacionado a la naturaleza es devolverte la vida. Los cubanos nunca te evocan muerto, aunque cada 28 de octubre vistan de flores el mar, los lagos, ríos y arroyos.

Encumbrarte con palabras rebuscadas nunca será el propósito porque tú Comandante Camilo Cienfuegos fuiste ejemplo elocuente de sencillez, sin dejar de ser inflexible ante las indisciplinas de algún subordinado. Pero luego abrazabas al desobediente haciéndole saber que eras su inseparable hermano de lucha.

Arrecia el odio y el engreimiento del gobierno de los Estados Unidos contra la Mayor de las Antillas; aprieta el pulpo guerrerista el cerco económico, comercial y financiero, pero así no nos entendemos. Tú lo sabes de sobra. Así procedías ante cada provocación del adversario imperialista.

Desde donde te encuentras, se sabe, participas leal en la batalla cotidiana de este pueblo que no se deja ni se dejará vencer. Tu fidelidad la dejaste bien definida. Incluso ni en la pelota en contra de Fidel.

Vamos por más camarada-amigo en el trabajo consagrado, en unidad fusionada, en el ahorro energético, en la solidaridad interna a la que  tampoco nunca renunciaremos.

Camilo, apareces en forma de estrella saludadora cada noche, otras veces prefieres presentarte ataviado de reflejo inextinguible ; sonríes seguro  aguas adentro porque sabes del tipo de acero que está fundida la voluntad revolucionaria de cada cubana y cubano.