Ballet de Montecarlo presentó Cenicienta en La Habana
La Habana, 1 nov.- El Ballet de Montecarlo trajo a Cenicienta al Festival de Teatro de La Habana y todavía hoy, pasadas las campanadas de la medianoche, el público tiene la certeza: es posible atrapar la magia sin zapatillas de punta.
La peculiar versión de este ballet, con música compuesta por el ruso Sergei Prokofiev, incluye varias novedades al relato de los alemanes Jacob y Wilhelm Grima, como el papel central del padre de la protagonista y una hada madrina-espíritu de la madre.
Con coreografía de Jean-Christophe Maillot, director de la compañía, la puesta en escena no solo se vale de los movimientos clásicos del ballet, sino también emplea gestos en ocasiones cercanos a la pantomima, chasquidos, palmas y hasta gritos de los danzantes.
Pero los votos para lo más sorprendente de esta pieza de tres actos llegan en los pies de una descalza Cenicienta, que ahora ya no pierde su preciada zapatilla de cristal.
El Príncipe de este cuento en la piel de Stephan Bourgond anda deslumbrado por el delicado empeine de una doncella increíblemente etérea interpretada por Anjara Ballesteros.
La bailarina vuela sobre el escenario en los pas de deux del segundo y tercer actos, apenas terrestre con su cuerpo menudo y flexible.
Unos paneles móviles bastan sobre las tablas para recrear desde el interior de una casa, la atmósfera de una ensoñación, hasta el rutilante ambiente de la corte.
Según Maillot, esa austeridad y el uso de una línea contemporánea buscan guiar al público hacia la conocida historia sin perder el efecto sorpresa.
Y definitivamente, el exbailarín francés sabe lo que hace, porque la escenografía de Ernest Pignon-Ernest, el diseño de vestuario de Jérôme Kaplan y la iluminación de Dominique Drillot también bailan junto a los intérpretes.
Cenicienta forma parte del repertorio de la agrupación que renació en 1985 gracias a la voluntad de la Princesa Carolina de Mónaco, quien viajó a La Habana para asistir a las funciones de este fin de semana en la Sala Avellaneda del Teatro Nacional.
Integrada por 50 bailarines de una veintena de países, la compañía apuesta por la sencillez y el simbolismo en escena a partir de los enigmáticos y modernos lenguajes de la danza.
A lo largo de su trayectoria, el conjunto se ha presentado en importantes plazas culturales de Europa y Asia, además de llevar su arte a Brasil, República Dominicana y México.
Fundado en 1936, el Ballet de Montecarlo es la compañía nacional del Principado de Mónaco, ciudad-estado de Europa occidental ubicada entre el mar Mediterráneo y las bajas estribaciones de los Alpes.
Pero hasta la tropical capital cubana llegó con su moderna Cenicienta para cerrar, casi a las puertas de la medianoche, el Festival de Teatro de La Habana. (PL) (Foto: Archivo)