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Avispones asesinos: ¿Debemos preocuparnos?

Esta semana en las redes sociales se ha hecho viral la noticia del avistamiento en el estado de Washington de una especie de “avispones asesinos”, lo que ha generado inquietud entre los cibernautas, ya golpeados y susceptibles por el impacto mundial de la Covid-19 en todo el planeta.

Según se pudo comprobar, se trata de unas avispas inusuales de color intenso y rayas anaranjadas y negras, dotadas con largos aguijones de 0.6 cm y que pueden llegar a medir hasta unos 5 cm de longitud, por lo que son consideradas como las avispas más grande del mundo.

Originarias del continente asiático, esta especie se caracteriza por sus grandes y poderosas pinzas que utilizan para decapitar a las abejas melíferas, para luego llevarse sus cuerpos y alimentar a sus crías.

Aunque estas avispas se nutren de la savia de plantas y frutas, han creado cierto pánico en los residentes de la zona al conocerse que su veneno (siete veces mayor que el de una abeja común) puede producir un dolor muy fuerte y si pica varias veces a una persona (aunque no sea alérgica) puede provocar su muerte.

Sin embargo, el enfoque sensacionalista que algunos medios han tratado de darle al asunto nos hace pensar a muchos en el clásico filme de Alfred Hitchcock “The birds”, donde una bandada de pájaros enfurecidos ataca y dan muerte a las personas de una comunidad.

Lo cierto es que esto no es para nada así. Los humanos no son un objetivo para esta especie, que solo ataca si se siente en peligro o es perturbada en su hábitat natural, aunque existan reportes desde Japón del fallecimiento de unas 30 a 50 personas cada año a causa de sus picaduras.

El peligro real de la aparición de estas avispas es en el daño irreversible que pueden provocar en los ecosistemas locales al erradicar colonias enteras de abejas, ya de por sí disminuidas en esas regiones norteamericanas. Ellas pueden formar colonias con una reina y muchas obreras y recorrer más de 10 km desde la colmena para buscar comida.

Según estudios, un pequeño grupo de estos avispones puede destruir a las abejas obreras de una colonia entera, ocupando el nido de estas durante una semana o más, comiéndose las pulpas y las larvas, para luego alimentar a sus crías.

Hasta el momento, los investigadores no han podido confirmar cómo es que llegaron estos avispones, pero se piensa que pueden haber venido atrapadas en contenedores enviados desde alguno de los países donde son nativas y ya se ha comenzado una “guerra” para lograr su exterminación total.

Lo curioso es que en algunas regiones de Asia, específicamente en zonas rurales de Japón, son consideradas un majar y un ingrediente estimulante en las bebidas. Las larvas se conservan en frascos para comerse fritas o al vapor con arroz, para hacer un plato delicioso llamado hebo-gohan.

Los especímenes más grandes, se fríen en brochetas, con aguijón y todo, hasta que el caparazón se vuelve ligero y crujiente y según dicen, dejan una sensación de calor y hormigueo cuando se comen.

Los avispones también le pueden agregar un extra al licor, ahogándolos en shochu, una bebida destilada clara, para que liberen su veneno en el líquido que se almacena hasta que se vuelve de un tono oscuro.

La realidad es que aunque no estamos ante un evento con la peligrosidad que han querido imprimirle ciertos sitios sensacionalistas, se trata de una especie invasora que hay que destruir por completo lo más rápido posible.