Avión detecta antimateria en medio de una tormenta
Joseph Dwyer, científico atmosférico en la Universidad de New Hampshire, EE.UU., probablemente nunca pensó que fuera a dar con antimateria a bordo de un avión. Pero eso es justo lo que encontró. En un vuelo de investigación hace 6 años, un giro equivocado condujo al aparato directo a una tormenta. Esto es lo que ocurrió.
El vuelo tuvo lugar en el 2009 pero los resultados de la investigación de Dwyer se publican ahora por primera vez. En aquel momento Dwyer trabajaba para el Florida Institute of Technology y realizó un vuelo para un proyecto de investigación a bordo de un Gulfstream V equipado para medir rayos gamma (γ) atmosféricos.
Como señala la revista Nature, que adelanta la publicación de la investigación, el avión giró hacia lo que desde el radar parecía la costa del estado de Georgia, pero no. En realidad era una enorme tormenta en la que el aparato se adentró de lleno. “Realmente pensé que iba a morir”, relata Dwyer a Nature al recordar las violentas turbulencias que vivieron dentro del Gulfstream V.
Afortunadamente no pasó nada. Nada convencional, al menos, porque los sensores a bordo del aparato sí que captaron tres enormes picos de de rayos gamma de 511 kiloelectronvoltios.
Una de las formas en las que se pueden producir rayos gamma es cuando un electrón colisiona con su antipartícula, el positrón, en un proceso llamado aniquilación. Se sabía ya que las tormentas pueden producir antimateria.
La prueba más irrefutable la produjo en el 2011 el telescopio Fermi de la NASA, cuando captó haces de antimateria generados justo encima de tormentas y en dirección hacia el espacio. En el vídeo debajo puedes ver una explicación del fenómeno. El problema que se encontró Dwyer, sin embargo, es que la explicación de la tormenta no encajaba.
Los cálculos posteriores de Dwyer y su equipo concluyeron que era imposible que una nube tormentosa hubiera generado la antimateria. Los electrones que se producen tras una descarga eléctrica en las nubes se aceleran casi a la velocidad de la luz. Estos pueden generar rayos gamma que, a su vez, pueden generar pares de electrones y positrones.
El problema es que los datos recabados por Dwyer no mostraban suficientes rayos gamma con la energía necesaria para lograr esto. Es decir, la explicación de la tormenta quedaba eliminada. Lo mismo ocurría con los rayos cósmicos: de producirse y de ser los causantes de la antimateria detectada, habrían generado otro tipo de radiaciones que no aparecieron en los datos.
¿Conclusión? A día de hoy Dwyer no sabe qué es lo que ha podido generar la antimateria detectada, pero ha decidido publicar los resultados con la esperanza tal vez de que alguien ayude a confirmar el origen.
Se puede tratar de un error en las mediciones, o en el propio proceso de 6 años de investigación de Dwyer. O no. De momento su próximo proyecto es volver a enviar un avión a una tormenta (esta vez intencionadamente) para recabar más datos y resolver el misterio.