[:es]Atención materno-infantil, un logro de la salud pública cubana[:]

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La Habana, 8 jul.- Durante los primeros cinco meses de este 2018 Cuba logró el índice de mortalidad infantil más baja de su historia -3,9 fallecidos por cada mil nacidos vivos-, lo cual evidencia la consolidación del programa de atención materno-infantil.

 

El ministro de Salud Pública, Roberto Morales, al informar a la prensa destacó los esfuerzos del gobierno para garantizar la atención primaria de calidad, sino también en hogares maternos y unidades intensivas pediátricas.

Según el titular, la intención en mantener e 2018 un registro inferior al mínimo histórico de 4,0, registrado el pasado año, así como priorizar la atención a la mortalidad materna y a las estrategias para mejorar los servicios de neonatología, preparto y parto en todo el país.

Morales informó que igualmente se avanza en las técnicas adquiridas en el tratamiento a parejas infértiles y se investigan las posibles causas, entre las que destaca el aborto.

La disminución de la tasa de mortalidad es posible, además, por la implementación de Guías de actuación para las principales afecciones obstétricas, la introducción de tecnología con valor predictivo y la mayor calidad de la atención en salas de cuidados especiales perinatales.

Igualmente se consolidó la Red cardiopediátrica, introdujo la ventilación de alto flujo en las terapias intensivas pediátricas, elevó la supervivencia en servicios de cirugía pediátrica y neonatal, así como se desarrolló el programa de atención integral a la mujer embarazada con diabetes.

También fue ampliada la Red de Bancos de leche humana -existentes en diez provincias del país- y se recertificaron 24 hospitales de diez provincias como Amigo del Niño y la Madre.

Estoy embarazada, ¿qué hago?

Cuando una mujer cubana descubre que está embarazada debe dirigirse al consultorio del médico de la familia donde se le realizarán los primeros exámenes, una entrevista personal a la pareja y sobre la familia y se le orienta la visita a una serie de especialistas que trabajarán de conjunto.

Psicólogos, ginecólogos, nutricionistas, genetistas y clínicos se unen con el objetivo de lograr el bienestar de la futura madre y del feto, de ahí que se oriente una dieta balanceada, higiene adecuada y evitar situaciones estresantes, entre otras recomendaciones.

Si los resultados están dentro de los parámetros normales los encuentros de seguimiento en el consultorio se indican cada 15 días, de lo contrario y según cada caso se orienta una mayor frecuencia o consultas con médicos de otras especialidades.

Durante el período de gestación se le realizan a las embarazadas aproximadamente unas 17 consultas y 30 exámenes de diagnóstico para evitar malformaciones congénitas y el padecimiento de enfermedades graves.

Y al nacer cada niño es inmunizado con 11 vacunas que protegen contra las 13 enfermedades erradicadas en la isla y se le realizan pruebas para detectar otras seis.

El programa materno-infantil, al que ingresa la mujer en el mismo instante en que informa a las autoridades sanitarias de su gestación, es sinónimo de un trabajos sistemático, expresión de a intersectorialidad en función del derecho de la vida y un regalo a la familia cubana.

La estrategia está dirigida en disminuir y eliminar las enfermedades asociadas al embarazo, bajo peso al nacer, afecciones perinatales, infecciones respiratorias agudas, accidentes y la lactancia materna, principalmente.

Y aunque existen carencias, causadas principalmente por la situación económica del país que sufre de un injusto bloqueo impuesto por los Estados Unidos desde hace más de cinco décadas, no hay una futura madre en Cuba que no obtenga una atención médica integral durante su gestación y luego del nacimiento.

Historia del Programa Materno-Infantil

En la década del 50 la situación de la madre embarazada en Cuba estaba matizada por los elevados índices de mortalidad, la escasez de tratamiento especializado y de centros de asistencia.

Al triunfar la Revolución los médicos rurales se ofrecieron para trabajar junto a las parteras empíricas, quienes brindaban entonces los cuidados a las parturientas, las cuales fueron instruidas y se les facilitaron medios para mejorar su labor, como guantes y curas umbilicales estériles.

A partir de 1962, como consecuencia de la implementación del bloqueo estadounidense, la adquisición de productos farmacéuticos, equipos médicos y materias primas requeridas para su fabricación en laboratorios o empresas cubanas es muy difícil y ha afectado todas las actividades del sistema de salud nacional.

Entonces se constituyeron las primeras unidades de atención primaria especializada en el tratamiento de embarazadas en ciudades o pueblos: el hogar materno, instituciones que acogen a las embarazadas con dificultades para ofrecerles tratamiento personalizado.

Con los años, escasez aparte, tanto la tecnología y los recursos humanos se han desarrollado y hoy Cuba ocupa el primer lugar en indicadores favorables de mortalidad infantil en América Latina y gran parte del mundo.

El sistema nacional de salud y la preservación de la madre y el hijo en la nación es ejemplo para quienes no alcanzan aún la cifra de 4,0 fallecidos por cada mil nacidos vivos, logro que significa que el país mantuvo por décimo año consecutivo el índice de mortalidad infantil por debajo de cinco.

La firme voluntad política del gobierno, el acceso gratuito a la atención de salud, la formación creciente de profesionales y el desarrollo de los avances científico-técnicos son factores que influyen en los resultados.

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Por Marnie Fiallo Gómez/Periodista de la Redacción de Ciencia y Técnica de Prensa Latina

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