Apuestan por cultivos biotecnológicos en Primer Taller Nacional
Un profundo análisis sobre el comportamiento de la producción del maíz híbrido transgénico con semilla nacional y la soya en el periodo 2019-2020, concluyó con éxito en Mayabeque, como parte del Primer Taller Nacional “Producción de cultivos biotecnológicos de maíz y soya en Cuba”.
En el encuentro se intercambiaron experiencias entre productores de referencia vinculados a la siembra de cultivos biotecnológicos en el país, mientras se presentaron las estrategias que permitirán incrementar dichos cultivos a mediano, corto y largo plazo.
Las sesiones de trabajo abordaron aspectos relevantes en el desarrollo del maíz híbrido transgénico cubano, la situación actual y perspectivas de la producción de maíz y soya en Cuba, una actualización sobre regulaciones relativas a los cultivos genéticamente modificados, las potencialidades del uso de bioproductos en esas plantaciones; así como el impacto y uso de la mecanización en la cosecha y postcosecha de la gramínea, entre otros temas.
Mario Pablo Estrada, director de investigaciones agropecuarias del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB) de La Habana, insistió en que la biotecnología agropecuaria tiene que centrarse también en la producción de alimentos y la salud animal.
“Hay que ir a sistemas productivos más eficientes para poder dar comida a más personas —reclamó el experto—, porque también la migración del campo a la ciudad lleva a que cada vez menos personas, produzcan”.
Por ejemplo, acotó, en Cuba solo el 5% de la población se encuentra activa en el campo y resulta imprescindible ser eficientes para producir la comida que necesitamos, porque en años recientes, la nación gastaba más de 1 800 millones de dólares en comprar alimentos.
Según Pablo Estrada, de las tres ramas de la biotecnología (la salud humana, la producción de alimentos y la industria), la que más ingresos genera es la biotecnología agropecuaria asociada a la producción de semillas, y citó como ejemplo a los Estados Unidos, donde esta industria (la biotecnológica), aporta más que los sectores inmobiliarios y automotriz.
Asimismo, trascendió que la biotecnología cubana logra un notable aporte económico a través de las exportaciones y la sustitución de importaciones. Por ello se encuentran registrados más de 170 productos en 57 países y transcurre la comercialización en más de 40 naciones.
En un escenario donde crece la población mundial a más de 7 000 millones de personas, resulta preciso satisfacer sus necesidades nutricionales, lo cual se complejiza por los efectos adversos del cambio climático, la escasez de agua potable, disminución de la proporción de tierras cultivables y otros obstáculos.
Otro de los objetivos del Taller fue ofrecerles la oportunidad a organismos y empresas implicadas de exponer los resultados y dificultades que enfrentaron, así como posibles vías de solución; pensando siempre en la soberanía alimentaria de la nación.
Para el venidero año se pretende crear un programa de semillas, definir áreas y un paquete tecnológico optimizado, a partir de los bioproductos e insumos nacionales.
Asimismo, se aspira a incentivar el fortalecimiento de la industria para el procesamiento de la soya, tanto a nivel industrial como a escala local, lo que posibilitaría el cierre de ciclos con la producción de proteína animal.
Además, se conoció sobre la estrategia de gobierno y el proyecto de desarrollo local en Yaguajay.
Como resultado del primer año de extensión del maíz híbrido transgénico nacional, en Sancti Spíritus (provincia que marcha a la vanguardia), se obtuvo semillas para la siembra de 542 hectáreas en todo el país, la mayoría de ellas plantadas en ese propio territorio, donde se produjeron más de 1 140 toneladas del alimento.
Leonel Díaz Camero, delegado del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente en la central provincia, explicó en su ponencia que son muy positivos los impactos del proyecto “Creación del Sistema Agroalimentario Local de la cooperativa Juan Darias”, en Yaguajay.
Informó a Cubadebate que la concreción de esta novedosa idea, permitió cerrar allí el ciclo productivo —producción, transformación y comercialización—, al 70 por ciento; incrementar los ingresos de los productores y trabajadores contratados, mejorar las condiciones de vida de todos los beneficiarios en cuanto a la alimentación, nutrición, salud y educación.
En el evento intercambiaron un centenar de participantes, incluidos los campesinos que protagonizaron el primer año de experiencia del proyecto de extensión de la variedad cubana de maíz híbrido transgénico en Sancti Spíritus, Matanzas, Villa Clara y Ciego de Ávila. Estaban presentes también los creadores del híbrido cubano, científicos, reguladores, expertos y decisores de distintas instituciones y entidades cubanas.
De igual forma se reconocieron a entidades e instituciones que han contribuido a la introducción y extensión del maíz y la soya transgénicos en Cuba, entre ellos el investigador Pedro Meneses, de la Estación Granos Sur del Jibaro; los productores Yoandy Rodríguez y Félix Álvarez, por obtener los rendimientos más altos; a Aldo Fortaían, presidente de la cooperativa Juan Darias y a Enrique Rosendo Pérez, director del CIGB Sancti Spíritus.