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Ángeles callejeros: un hogar para los olvidados

Nuevitas, Camagüey, 4 dic.- Hace seis años que Ismaray Rocío Marrero Badía, de 39 años de edad, administra el refugio Ángeles Callejeros, ubicado en el reparto Número 1 del municipio camagüeyano de Nuevitas. Admite que cuándo comenzó en el proyecto no esperaba el resultado actual, ahora no puede imaginarse una vida sin sus peludos amigos.

“La idea surgió hace años, con una muchacha llamada Lenna; ella quiso organizar un grupo para dar asilo a los animales durante las tormentas y otros desastres naturales. Se unieron personas que estaban dispuestas a prestar su casa como refugio temporal, entre ellos estaba yo. Siempre tuve un patio grande así que lo ofrecí para hacer el refugio y a partir de allí empezamos con esta labor, poquito a poquito”.

Un proyecto cómo este no sólo toma mucho tiempo y esfuerzo, el dinero es una de sus mayores preocupaciones.

“Mantenerse a flote no es fácil, aunque contamos con ayuda que recibimos de voluntarios y de las recaudaciones que hacen, no alcanza para mantener a todos los animales. Hay muchos gatos pequeños que necesitan leche para subsistir; las personas nos donan comida y a veces dinero porque compramos la comida al mismo precio que todos.

La clínica veterinaria también se hizo como parte de nuestro proyecto; logramos recaudar los fondos y compramos el local, a cambio el veterinario atiende de manera gratuita los animales del refugio. Con el dinero que pagan los dueños de las mascotas por el servicio se garantiza la medicación de los animales rescatados”.

El número de gatos que residen en el refugio es un poco difícil de determinar, pero son cerca de 30. Hay 12 perros, dos de ellos con sus patas amputadas, signos claros de la violencia a la que fueron expuestos. También tienen jutías y han criado especies voladoras como lechuzas, en esos casos fueron comprados en sitios de venta de alimentos o para la religión”.

Al contar las historias de sus peludos residentes se pone sensible. Ismaray menciona que siempre que sea posible está dispuesta a rescatar a cualquier criatura.

“En estos últimos años hemos logrado limpiar las calles, pero el problema reside en que, muchas veces, te reportan un animalito en pésimas condiciones pero aparece un dueño y te dice que es de él; entonces no podemos hacer nada. No tenemos autoridad para quitarle el animal, nadie lo sanciona, pero es de él y por lo tanto hay que dejarlo ahí. A veces los mandan a matar; lo hacen sabiendo que existe un lugar en el municipio que puede acogerlos, pero es más fácil para ellos sacrificarlos, lo que no deberían hacer porque es ilegal.

Tuve un cachorro al que compraron para peleas de perros, se llamaba Dante. Con el paso de los días comenzó a presentar problemas debido a un déficit de calcio. Lo llevaron al veterinario y al ver que con esa condición no podía pelear le cortaron los dedos de las patas traseras con un machete, luego lo metieron en un saco y lo abandonaron en la línea del tren; lo encontramos casi desangrado. Por suerte se salvó pero no todos tienen la misma suerte”.

Historias como la de Dante son, por desgracia, frecuentes. Sus principios la hacen dudar de la humanidad de estas personas que son capaces de dañar sin motivo a un animal indefenso. Ismaray asegura que nada va a mejorar hasta que se adopte conciencia.

“Estos gatitos vienen de casas en su mayoría. En vez de esterilizar a las gatas optan por abandonar a los recién nacidos a su suerte, lo peor es que no todos los dejan en el refugio, muchos son abandonados en zonas transitadas donde pueden morir fácilmente. También están los casos de quienes compran animales, los usan para procrear, dejan que se enfermen y luego no quieren gastar dinero en la veterinaria; acaban por abandonarlos.

Hasta que no exista una conciencia colectiva sobre el cuidado animal no creo que la situación mejore”. (Suset Acosta Pérez/ Estudiante de Periodismo Radio Nuevitas) (Foto: Radio Nuevitas)