Tecnología

Ada Lovelace, la primera mujer programadora

La primera generación de computadoras apareció en el año 1940. Desde entonces, el avance de la tecnología ha sido tan vertiginoso que, menos de un siglo después, vivimos en un mundo que ya no se concibe sin ordenadores ni digitalización, en el que la mayor parte de la información que manejamos viene en forma de ceros y unos.

En pleno siglo XXI, y con un vago recuerdo de aquellos gigantescos ordenadores iniciales que abrieron el camino hacia los variados dispositivos de nuestros días, quizás son pocos los que piensen que el desarrollo actual puede deberle algo a una mujer decimonónica.

Sin embargo, esa deuda existe, con Augusta Ada King, Condesa de Lovelace, quien ha llegado a ser considerada como la primera programadora de la historia por haber creado el primer algoritmo para ser procesado por una máquina.

Con el objetivo de reconocer su aporte, y el de otras féminas que después han realizado importantes contribuciones a ese campo, desde hace algunos años se reconoce el segundo martes de octubre como el Día de Ada Lovelace.

Algunos apuntes biográficos

A pesar del nombre con el que pasó a la posteridad, en realidad nació como Augusta Ada Byron el 10 de diciembre de 1815 en Londres, Reino Unidos. La futura matemática era la hija del reconocido poeta romántico Lord Byron, a quien nunca llegó a conocer.

Según diversas fuentes, desde pequeña le fue inculcado el interés por ciencias como las matemáticas y la astronomía, así como por la literatura y la música. En su juventud conoció al científico inglés Charles Babbage, de cuyo trabajo se quedó prendada, y con quien comenzó a profundizar en el mundo de la programación.

El 8 de julio de 1835 se casó con William King, con quien tuvo tres hijos. Sin embargo, sus actividades no fueron las labores domésticas propias de las mujeres de la época. Aunque las féminas no tenían acceso a los estudios superiores, Ada Lovelace llegó a ser reconocida y admirada por sus contemporáneos científicos y matemáticos. Así se refirió a ella el uruguayo Eduardo Galeano en su libro Espejos:

A los veintiuno se pone a estudiar, por su cuenta, lógica matemática. No son esas las labores más adecuadas para una dama, pero la familia le acepta el capricho, porque quizás así pueda entrar en razón y salvarse de la locura a la que está destinada por herencia paterna.

A los veinticinco inventa un sistema infalible, basado en la teoría de las probabilidades, para ganar dinero en las carreras de caballos. Apuesta las joyas de la familia. Pierde todo.

A los veintisiete publica un trabajo revolucionario. No firma con su nombre. ¿Una obra científica firmada por una mujer? Esa obra la convierte en la primera programadora de la historia: propone un nuevo sistema para dictar tareas a una máquina que ahorra las peores rutinas a los obreros textiles.

Sus principales aportes

Como sucedió con varias mujeres de su época, el trabajo de Lovelace fue olvidado durante años, y en un inicio solo se le conocía como asistente de Babbage; sin embargo, con el tiempo se reconoció que sus investigaciones eran propias.

En ese momento Babbage trabajaba en el diseño de la Máquina Analítica. A diferencia de una creación anterior suya, la Máquina Diferencial, que solo podía sumar, el nuevo proyecto funcionaba más como una computadora moderna y podía ser programada para desempeñar casi cualquier secuencia de pasos lógicos.

Sin embargo, esta máquina no era más que un elemento abstracto, sobre el cual Lovelace debió publicar diferentes notas y acotaciones sobre su funcionamiento. De acuerdo con diversos científicos, la mujer fue capaz de interpretar las características del futuro aparato mejor que el propio Babbage.

Su máquina era capaz de desempeñar casi cualquier secuencia de pasos lógicos, siendo el primer programa de ordenador para la época.

En principio su trabajo fue tomado como un papel de traductora solamente, pero fue en 1953 cuando reconocieron las notas de Ada como una descripción del software, cuyos algoritmos eran capaces de calcular números de Bernoulli, que no son más que la sucesión de números racionales con profundas conexiones en teoría de números.

En la misma etapa se determinó la bifurcación de las máquina de Babbage, hecho que conlleva a que Ada se reconozca como la primera mujer programadora.

(Con información de teleSUR)