Destacan necesidad histórica de epopeya cubana del Moncada
La Habana, 21 jul .- El asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, el 26 de julio de 1953, representó un compromiso necesario con el pueblo de Cuba, resaltó uno de los participantes en el acontecimiento.
Aquel hecho hacía falta, teníamos que hacerlo sin miedo al fracaso, estaba en juego la responsabilidad personal y la patria, afirmó en entrevista exclusiva con Prensa Latina el revolucionario Ramiro Sánchez Domínguez.
Comentó que en esos momentos el descontento popular dominaba la geografía cubana por el golpe de Estado de Fulgencio Batista, el 10 de marzo de 1952, y los males sociales crecían en lugar de disminuir.
Entonces, añadió, al igual que varios jóvenes rebeldes e inconformes con la realidad de nuestro país estuve dispuesto a realizar una acción seria contra el tirano y encaminada a poner punto final a las desdichas vividas.
Puntualizó que con tal convencimiento se integró a un movimiento diferente a las organizaciones políticas de la época y de verdadero carácter nacionalista, al cual llamaron, señaló, "el grupo de Fidel Castro".
Como otros hombres, de quienes guardo imborrables recuerdos, me sumé al trabajo secreto, recaudé dinero para comprar armas, y participé en las prácticas de tiro hasta la llegada de la llamada "hora cero", indicó este hijo de español y cubana.
La labor clandestina fue tan perfecta y sincronizada que nos llevó a desarrollar las acciones previas a los asaltos de manera exitosa, destacó Sánchez al detenerse en varios detalles de aquellos días.
Fidel Castro, un ser de sacrificio tras sacrificio, me dio la orden de llevar armas a Bayamo, (en el este de la nación), y esperar allí nuevas instrucciones, que fueron, junto a unos 25 hombres, tomar el cuartel Carlos Manuel de Céspedes, rememoró.
Aunque los esfuerzos de los combatientes no tuvieron el resultado esperado en el orden militar, subrayó, los gritos de ¡Viva Cuba libre!, ¡Abajo el tirano! y ¡Muera el traidor Batista! se escucharon más altos que los tiros.
Enfatizó que resultaba imprescindible mover al pueblo y "aquella clarinada" logró el impulso inicial de una lucha finalizada casi cinco años y medio después con el triunfo de la Revolución, el 1 de enero de 1959.
Aseveró que nunca tuvo ambiciones políticas de ninguna índole y sus únicos propósitos fueron pelear por la igualdad de derechos de los seres humanos, especialmente de los cubanos.
La historia, nos dio la oportunidad de ser protagonistas de un gran momento, y ella siempre será generosa con quienes batallan de verdad, apuntó Sánchez, nacido en La Habana hace 77 años y "formado en un clima familiar de gran sentimiento patriótico".
Al respecto, sostuvo que cada persona debe saber el papel a jugar en determinado instante y aprovecharlo hasta convertirse en alguien útil a la sociedad circundante.
Los jóvenes de ahora tienen que cuidar la obra revolucionaria de esta bella nación y valorar el sacrificio, sudor y sangre que costó y cuesta alcanzar tantas "cosas lindas" en la educación, la ciencia, la salud, la cultura y el deporte, manifestó.
Ante un mundo complejo como el actual, añadió, resulta muy importante defender a Cuba de todas las agresiones, y elevar cada día la preparación personal y colectiva para evitar manipulaciones y tergiversaciones hechas por los enemigos.
Siempre tenemos que estar dando pelea por un país mejor, sentenció este hombre, quien alegó ser amigo de los buenos, mientras buscaba la aprobación de otro de los reconocidos moncadistas, testigo de la conversación.(PL)