Mini industria santacruceña de dulces con alta demanda
Funcionando como se requiere, está La Suprema, mini industria creada a partir de la idea que a finales del pasado 2014 le propusiera Jorge Luis Tapia Fonseca, Primer Secretario del Partido Comunista en la provincia de Camagüey, al delegado de circunscripción Miguel Ángel Arias Mora, quien diligente la puso en marcha, apoyado en otros compañeros.
“Cuando nos propuso construir una mini industria la voluntad para concretar esa tarea ya era de nosotros. Nos pusimos en función de buscar el local con el apoyo de la Empresa Municipal Alimentaria, a la cual pertenecemos, entidad que nos garantizó tuberías, llaves, las ollas necesarias y dos tachos”.
Decidieron nombrarla La Suprema, pues a partir de su arrancada, sobresaliente tendría que primar en ella la alta calidad en la producción de dulces, como lo solicitó el también miembro del Comité Central Tapia Fonseca.
La fábrica se encuentra en el poblado Cándido González Morales, de Santa Cruz del Sur. Aunque pequeña ha quedado evidenciado cuánto favorece al pueblo.
En el exterior del edificio está la caldera, generador de calor muy económico confeccionado gracias a varios recursos recuperados, la cual funciona a base de leña. “Tiene una estructura compuesta por 76 tubos de hierro fundido, imprescindibles en el funcionamiento; y sólo consume 60 litros de agua en cada jornada”, indica Arias.
Con poco se puede hacer mucho. Desde su nacimiento han elaborado cuatro toneladas de casquitos de frutabomba. La conocida papaya es adquirida a través de las compras hechas a campesinos, independientes o asociados a Cooperativas de Producción Agropecuarias (CPA).
Belarmino Téllez Rodríguez, opera los tachos. “Mientras vamos elaborando la fruta, esperamos que la caldera alcance las cinco libras de presión requeridas, Comenzamos a organizar otras cuestiones para la elaboración del día”.
Los ocho trabajadores son precavidos, lavan inicialmente la fruta bomba con agua clorada, al pelarla vuelven a realizar similar procedimiento; luego se libera de las semillas, se pica en trozitos, colocándose en grandes recipientes. Todo se traslada hasta el sitio donde se cocina, aunque primero se pesa por cantidades de diez kilogramos, depositándose en los tachos.
Yordanka Inzula Espinoza, es oficinista, la única fémina del colectivo. “No soy de las que se quedan sentadas a mirar, cuando veo que mis dos manos son necesarias no lo pienso ni un segundo más, los papeles los dejo para después Hay mucha demanda en lo que hacemos, por eso el multioficio aquí avanza”.
Los tachos tienen una capacidad de 130 kilogramos cada uno. “Y no dan abasto”, afirma su administrador Miguel Ángel Arias Mora. “Lo que hacemos se distribuye en las tiendas atendidas por la Empresa de Comercio, a fin de satisfacer al pueblo en primer lugar y hacia la Unidad Empresarial Básica (UEB) Cándido González Morales, con destino a los trabajadores vinculados a la zafra azucarera”.
Las vasijas vecinales se mantienen dispuestas porque los casquitos encantan. “Les di al inicio algunos consejos, porque me gustan los dulces. Pues mire hicieron caso a mis orientaciones… Lo que hacen es muy exquisito”, refiere Georgina Pérez Hernández.
“Yo no soy muy dulcero”, plantea Noel Olazábal Morales. “Mi mamá me dio a probar en un platillo un poquito de dulce de frutabomba, lo encontré tan sabroso que la felicité pensando que ella lo había hecho. Sentí alegría al saber de donde procedía realmente. Tiene aceptación”.
Ya esperan en La Suprema santacruceña la temporada del mango y la guayaba: mermeladas y dulces en conserva serán otras ofertas llegado el momento. Tendrán mayor quehacer pero seguirán siendo supremos. (Raúl Reyes Rodríguez/ Radio Santa Cruz)