Opciones productivas frente a crisis económica
Las cosechas récords de papa y tomate este año en Ciego de Ávila, constituyen un ejemplo del trabajo desarrollado en el territorio para garantizar la alimentación del pueblo a pesar de la crisis económica mundial.
Asegurar los insumos necesarios representó un desembolso de más de 40 millones de dólares al país, cifra muy superior a lo que se requería hace una década.
En esos gastos se incluyeron desde las semillas hasta abonos industriales compuestos (fósforo, nitrógeno y potasio), herbicidas, pesticidas y aspersorios para las máquinas de riego.
No obstante, la población no recibió el impacto del incremento del costo de producción, pues la papa mantuvo el precio de 30 centavos la libra en moneda nacional en los mercados.
Es decir, el Estado subsidió este renglón de alta demanda, lo mismo que hace con el arroz, el azúcar, los frijoles y otros nutrientes de la canasta familiar.
Algo similar ha ocurrido en otras ramas agrícolas como la producción de carne de cerdo, la cual alcanzó 12 mil 300 toneladas en el 2008, aquí, a pesar del encarecimiento de los piensos en el exterior.
Ante tales obstáculos, los productores avileños, tanto estatales como cooperativo-campesino, aplican iniciativas que reducen importaciones a la par que le dan mejor uso a los recursos disponibles.
Así, por ejemplo, los campesinos cubren el piso de las cochiqueras con hierba seca, hojas o cascarillas en vez de concreto, como una opción que economiza cemento, agua y eleva la ceba porcina.
De esa forma es más rápido el engorde de los cuadrúpedos y mejora sustancialmente su salud e higiene, ya que no se reportan cojeras ni diarreas ni enfermedades respiratorias.
Como el valor del fertilizante industrial se ha duplicado, estos labriegos lo combinan con nutrientes naturales, tales como el humus de lombriz sólido y líquido, cachaza azucarera y desechos de cosechas, los cuales son muy efectivos, también, en la agricultura urbana.
La ayuda de varios centros reproductores de entomófagos y entomopatógenos en cooperativas, empresas vianderas y el sector azucarero, ha sido determinante para la sanidad vegetal.
El territorio, tercero después de La Habana y Matanzas en la aportación de viandas al consumo nacional, intercala maíz, boniato, frijol y calabaza en algunos plantíos para aprovechar así la humedad del riego de agua, los residuos de abonos químicos y mantener limpios los campos.
Asimismo, cubre rápidamente con otros cultivos de ciclo corto las áreas liberadas de papa, las cuales recibieron más de 20 irrigaciones y tratamientos con abonos químicos, naturales y pesticidas.
Frente a las dificultades financieras surgidas en los Estados Unidos y extendidas al mundo con el consiguiente impacto económico y social, los labriegos avileños –como en el resto del país– ponen en acción toda su inteligencia para apoyar la gestión del Estado socialista.