Economía

Turismo cubano hace cuentas

Cuba llega cada año, a principios de mayo, a una nueva versión de su feria internacional de turismo, con una bolsa cargada de novedades, realizaciones y propósitos, realzados en esta oportunidad  por una sede de excelencia como resulta el balneario de Varadero.

Los directivos del sector han declarado abiertamente, una vez más, el orden de las prioridades, estimuladas hoy por la imperiosa necesidad de diversificar la oferta de la industria, en aras de hacer el destino Cuba más competitivo y dotado de fórmulas acordes con las reformas económicas emprendidas en el país.

Como en versiones precedentes, las palabras del jefe de la cartera, Manuel Marrero, descorrieron las cortinas y pusieron sobre el tapete la actualización de los proyectos y los detalles de los objetivos del ramo.

Así salieron a la luz la concreción de planes trazados en años anteriores y estadísticas vitales en sectores económicos como este, que ofrecen una panorámica de cómo marcha la industria sin chimeneas en el año en curso.

FITCUBA 2013 reveló desde su misma arrancada  que se están dando los últimos pasos para aprobar una política sobre la inversión extranjera en esta área y promulgar la legislación necesaria sobre los nuevos proyectos inmobiliarios asociados a campos de golf.

En la actualidad, según se dijo, Cuba mantiene conversaciones en ese sentido con más de 10  firmas extranjeras y con algunas de ellas "ya se han rubricado o están concluyéndose cartas de intención para posibles nuevos desarrollos en varias ciudades y destinos turísticos del país”.

A esas buenas nuevas, se unieron otras como, por ejemplo, que las previsiones de crecimiento de la planta hotelera local están cifradas para el 2020 en  85 mil habitaciones, 20 mil más que  las del presente (que son 60 mil 500, el 65 por ciento de ellas de categoría de cuatro y cinco estrellas).

Tal estrategia se ha basado en análisis realistas de las proyecciones, de acuerdo con las inversiones, los estimados de aumento de las emisiones de los mercados- tradicionales o no- y las potencialidades de cada polo.

Persigue algo más que el mero incremento de los hospedajes, para incluir, como es lógico, la modernización de los aeropuertos, el alistamiento de una infraestructura extrahotelera acorde con las exigencias del rubro y sumar a las propuestas conjuntas del Destino, las opciones del sector emergente privado.

Las directrices que mueven a la dinámica esfera deben incluir, por supuesto, el constante incremento de la profesionalidad, la calidad del servicio, la maximización de los recursos y el seguimiento del comportamiento de los parámetros de la eficiencia, para hacerse justicia con el apelativo de locomotora de la economía nacional.

Más allá de las ciertas secuelas generadas por la crisis económica mundial y el bloqueo genocida de EE.UU. contra la Isla, por solo mencionar dos factores de signo negativo, el destino cubano está convocado a seguir en la puja por aportar más ingresos y por retarse a sí mismo.

De momento, se sitúa en el segundo escaño a nivel nacional como fuente de ingresos, únicamente superado por las ventas de los servicios médicos.

Por ende, hoy día las palabras de orden son diversificación, competitividad y creatividad.
 
No cejar en buscar siempre en los valores autóctonos y en la autenticidad que convierte a Cuba una nación diferente, como lo es su pueblo, un atractivo indiscutible que el viajero de paso por estos lares nunca osa soslayar.

Ahora que el turismo hace sus cuentas de cara al interior y el mundo, FITCUBA puede y debe significar un espacio para sumar voluntades, cerrar contratos, identificar nuevos partners y ponerse a tono con las reformas económicas, que indican el rumbo cierto para actualizar el modelo socialista del país. (AIN)