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Los secretos de abanicarse

Los secretos de abanicarsePráctica elegante y fácil de apreciar en latitudes tropicales, el acto de abanicarse usado desde la antigüedad acoge todo un lenguaje que reta a los más avezados decodificadores de mensajes.

Surgido en el Japón antiguo, miles de años Antes de Nuestra Era (ANE), el abanico devino instrumento de comunicación ideal en los siglos XIX e inicios del XX, cuando las jóvenes acudían a los bailes bajo la tutela de sus madres o de una señorita de compañía, para velar por su comportamiento.

Entonces, las muchachas idearon un medio para hacerse entender con los pretendientes sin que las demás personas percibieran ese interés, surgiendo así un repertorio que iba desde las sonrisas ingenuas, hasta auténticas declaraciones de enamorados, con ayuda de los abanicos.

Existían diferentes lenguajes del abanico pero todos ellos utilizaban como regla común la colocación del objeto en cuatro direcciones con cinco posiciones distintas en cada una de ellas; con ese sistema se representaban las letras del alfabeto, aseguran páginas digitales.

María del Carmen García, pobladora del municipio pinareño de San Luis, y poseedora de una notable colección de tales accesorios, asegura que, además de esa regla general, había ciertos gestos con significado ya conocido por todo el mundo.

Precisó que abanicarse rápidamente significa “te amo con sinceridad”; lentamente o de forma pausada, significa: “ soy una señora casada y me eres indiferente”; mientras cerrar despacio es un “Sí”.

Si se abre y cierra rápidamente significa, "Cuidado, estoy comprometida” y cerrar rápidamente y de forma rápida y airada constituye un "No", recordó.

Por otra parte, la oralidad popular agrega que sostener el abanico con la mano derecha delante del rostro, expresa: sígame; con la mano izquierda delante del rostro: busco conocimiento; mantenerlo en la oreja izquierda: quiero que me dejes en paz; dejarlo deslizar sobre la frente: has cambiado, y moverlo con la mano izquierda: nos observan.

Apoyarlo sobre la mejilla derecha, trasluce un sí; en la mejilla izquierda: no; en los labios: bésame; abrirlo y cerrarlo: eres cruel; dejarlo colgando: seguiremos siendo amigos; abanicarse despacio: estoy casada, y deprisa: estoy prometida. Estos son algunos ejemplos.

El abanico es un instrumento hecho de dos partes: el país, la parte de la tela, y la baraja, que es la plegable y rígida.

Útil para refrescarse cuando se está en algún ambiente caluroso; se empleó en el antiguo Egipto; pero ya en el siglo V antes de Cristo los griegos lo adoptaron a los servicios domésticos.

El abanico plegable fue inventado en China en siglo VII y llevado a Europa en siglo XV por los portugueses. Así empezaron sus siglos de oro, hasta convertirse en un objeto de arte, dado que la baraja siempre fue decorada con incrustaciones; y el país, con las plumas, la tela y los calados.

Con el tiempo el accesorio ganó en orlado y belleza e incluso dejó de ser prenda típica femenina para ser llevado también por los hombres; en tanto su uso comunicacional se atesora en memoria de tiempos contrastantes con la bienvenida emancipación de la mujer actual.

Sin embargo, muchas consideran oportuno conocer esos signos para saberse dueñas de un código hoy casi olvidado. (Por Elena Milián Salaberri, AIN)