Azucareros camagüeyanos al rescate de su protagonismo en economía cubana
Cuando han transcurrido más de un centenar de días de intensa labor en la presente zafra -la tarea de más alto comprometimiento en la provincia cubana de Camagüey, en el orden financiero- se impone una ágil e inteligente estrategia para lograr los dividendos deseados, y mucho sirve de acicate ser la primera en completar 100 mil toneladas del dulce, lo que -entre otras cosas- la ubica como la segunda de mejor desempeño en todo el país.
Ese comportamiento sitúa a los camagüeyanos a menos de 60 mil toneladas del plan de la contienda, propicio resultado en cuanto corresponde a este sector en los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución, y en el aporte para los abarcadores y humanos programas del Socialismo en Cuba.
Marzo, mes azucarero por excelencia pero portero de la primavera, estación que de aparecer temprano complica la cosecha cañera y mucho más en una provincia donde casi la totalidad de ésta se hace de forma mecanizada, significa un gran reto para mantener los aportes del crudo que se consiguen ahora y que permitirían concluir la contienda al cierre del venidero abril.
Y es precisamente la cosecha, eslabón principal de la zafra, donde se debe evidenciar un vuelco total de ahora en lo adelante para hacer llegar los volúmenes requeridos de caña fresca a los molinos de los ingenios, empeño que no ha sido estable durante la campaña, por lo cual demanda un urgente rescate del hábito de cumplimiento y de permanente vigilancia de los estimados.
Se impone observar a pie de letra lo que pudiéramos llamar el decálogo de zafra, comenzando los cortes temprano y aplicando una adecuada estrategia que permita, en los casos que se requiera, alargar la jornada para no cerrarla hasta cumplir la faena todos los días, e igualmente lograr el adecuado mantenimiento a combinadas y camiones, con el fin de atenuar el déficit de piezas de repuesto, y no marcharse del campo hasta que no hayan quedado de alta todos los equipos, listos para reiniciar labores en la siguiente jornada.
Parejamente con la zafra, la atención a los campos cosechados debe mantener la merecida prioridad como garantía de futuras campañas, al igual que la siembra, que mucho puede avanzar a partir de la formación y desarrollo de los lotes cañeros.
Esta incuestionable y probada concepción de progreso en el universo agrícola de la gramínea avanza a paso de convencimiento en Camagüey, matizada por un provechoso y dinámico proceso de intercambio de criterios con los trabajadores, pues esa modalidad mucho puede ayudar al mejor desenvolvimiento de la economía nacional, pero también de la que llega al bolsillo del obrero, y por tanto, a su familia.
En la industria hay que estar muy vigilantes para prevenir y reducir el índice de roturas e interrupciones operativas, por lo que la ingeniería de mantenimiento asume una vital dimensión, con el fin de hacer el mejor trabajo en fábrica y extraerle a la caña la mayor cantidad de azúcar que contenga, junto a lo pactado para la producción de derivados.
Resurge con fuerza el protagonismo de los azucareros cubanos en el desenvolvimiento económico del país, pero los de Camagüey asumen la responsabilidad de trabajar en suelos de un agropotencial casi infinito, que de laborarlo debidamente les permitirá, más temprano que tarde, completar su nómina de siete centrales en operaciones (ahora solo lo hacen cuatro).
Es por ello que el cumplimiento de lo previsto en la presente zafra se convierte en ineludible reto y aval, para rescatar prácticas y aplicar otras nuevas, que hagan resurgir el despegue pedido por Fidel a los camagüeyanos décadas atrás, y que tanto reclaman Raúl y nuestro pueblo para los tiempos actuales.
Por Pedro Paneque Ruiz/Radio Cadena Agramonte
(Foto: Archivo)