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Un albergado fugitivo y otras historias

Vladimir Blancar Diéguez es todo un "caso": estaba evacuado porque su vivienda en Nuevitas fue derrumbada por el huracán Ike, y su esposa Mariluz permanece ingresada en Imías, Guantánamo, donde cuida de su embarazo. ¿Qué hizo el fornido mulato? Optó por abandonar el albergue temporal que le garantizó la Revolución y marcharse a Camagüey.

Él defiende sus razones: "Albergado no podía aportar nada y yo no me perdonaría eso en un momento como el que vivimos ahora". Vladimir es techador de la Empresa Serviquímica de Nuevitas que, como otras entidades, envió brigadas para colocar nueva cubierta a una parte de la Fábrica de Tejas Infinitas de Camagüey, cuyo techo voló en buena cantidad cuando Ike azotó la provincia.

"Me siento bien porque contribuyo a ayudar a la población. Así es la vida: posiblemente mi techo salga de esta fábrica", confiesa al reportero sin quitar la vista del gran agujero que, a imagen y semejanza de un ojo ciclónico, Ike dejó sobre la caldera de la fábrica como un recuerdo macabro.

Enrique Milanés León
Tomado del periódico Granma