Debuta en La Habana tradicional teatro japonés de muñecos
La Habana, 25 abr . – Aspectos de la vida cotidiana japonesa como prosperidad, amor, felicidad y fertilidad llegaron a la capital cubana por intermedio del Teatro Tradicional de Muñecos Hachioji Kuruma Ningyo, un arte considerado Patrimonio Inmaterial Nacional (1996).
Desde un pequeño asiento, dotado de tres ruedas para facilitar los movimientos en el escenario, el quinto heredero de la familia Nishikawa -principal promotora de esta variante de teatro de títeres- demostró las habilidades aprendidas desde los 12 años.
Lo más importante para mantener esta tradición, que se trasmite de generación en generación desde hace 150 años, es aprender de los maestros, declaró en exclusiva a Prensa Latina, Koryu Nishikawa, presidente de la compañía.
En función de ese objetivo han creado un espacio, en el que un pequeño grupo de personas aprende la difícil técnica de manipular no solo los títeres, sino los estados de ánimos de cada personaje, el ambiente y la carga dramática de la obra en cuestión.
Para ser un buen titiritero hay que enriquecer los personajes, lo cual implica la adquisición de conocimientos sobre música y teatro, aseguró Nishikawa, para quien uno de los aspectos más difíciles e importantes en el aprendizaje de este tradicional arte escénico es expresar bien los sentimientos a través de los muñecos.
Por eso aquí nunca se termina, siempre hay algo que aprender. Yo por ejemplo, quisiera representar un personaje sin tener que mover nada, aseveró el maestro japonés tras su presentación en la capitalina sala de teatro del Museo Nacional de Bellas Artes.
Junto a Nishikawa actuaron Koshiko Takemoto, una de las voces más representativas del Gidayu (canto narrativo tradicional), y Sansuzu Tsuruzawa, una de las principales intérpretes del Shamisen (instrumento tradicional chino de tres cuerdas).
Ambas artistas ostentan la condición de Tesoro Humano Vivo de las Artes Escénicas como parte del Patrimonio Cultural Inmaterial de Japón.
A través de la certera combinación de la música, el teatro y el canto narrativo, en el que Takemoto demostró su maestría en el posicionamiento de la voz a la hora de representar diferentes personajes y situaciones dramáticas, el público cubano disfrutó, por primera vez, de un teatro complejo de apreciar hasta por los japoneses por la antigüedad, incluso de sus historias.
Sin embargo, la gente aquí ha sabido apreciar muy bien cada obra y eso me satisface, sentenció Nishikawa, quien además ha podido sentir la pasión y el amor de los cubanos.
Luego de las presentaciones en La Habana y en la occidental provincia de Matanzas, como parte del X Festival Internacional de Títeres, estos reconocidos exponentes del arte tradicional japonés proseguirán viaje a Costa Rica y Canadá para cerrar este periplo internacional, que ya contempla actuaciones en unos 40 países.(PL)