La diversidad en el archipiélago Sabana-Camagüey

El Archipiélago Sabana-Camagüey y la zona costera de la Isla de Cuba ocupan lugar preponderante en los procesos biogeográficos relacionados con la diversidad biológica en el Gran Caribe septentrional y en las acciones de conservación y uso sostenible de los recursos naturales regionales.

Su trascendencia obedece al hecho de que en esa zona subsisten con Estados Unidos y las Bahamas, y quizás Bermudas, especies migratorias marinas como tortugas, tiburones, peces de pico, túnidos, y otras propias de arrecifes y pastos marinos.

Sin embargo, especialistas de la Agencia de Medio Ambiente de Cuba estiman que es un área sometida y amenazada por los procesos de desarrollo que incluyen la pesca, el turismo, aparte de otras actividades económicas en las cuencas hidrográficas asociadas.

Por estos motivos, consideran, el estado cubano presta desde hace más de tres lustros atención especial a la conservación de los valores de la biodiversidad del ecosistema Sabana-Camagüey (ESC), donde ha invertido cuantiosos recursos con el apoyo técnico y financiero de organismos internacionales.

El ESC está representado por el archipiélago del propio nombre y su plataforma marina, la Zona Económica Exclusiva del océano adyacente, y las cuencas hidrográficas vinculadas.

Su prolongación es de aproximadamente 465 kilómetros en el área norte central de Cuba, entre Punta de Hicacos al oeste y la Bahía de Nuevitas al este, y abarca las provincias de Matanzas, Villa Clara, Sancti Spíritus, Ciego de Ávila y Camagüey.

Constituye el mayor sistema de cayos del Gran Caribe y contiene el 60 por ciento de los del país.

Los manglares, de variados tipos, están distribuidos en cerca de todos los cayos y a lo largo de la costa de la nación, mientras sus arrecifes coralinos florecen por el borde externo de la plataforma marina.

Esta última posee grandes extensiones de pastos con diversas tipologías, al igual que una variada flora y fauna, e incluyen zonas de cría y alimentación de especies de importancia comercial, como peces y langostas, y conservacionista, como manatíes y tortugas marinas.

A su vez, los cayos que la bordean exhiben bien conservada variedad de formaciones vegetales, y muchos tienen en sus costas meridionales hermosas playas de arenas blancas y aguas transparentes de impresionantes tonalidades.

De manera temporal o de tránsito, acogen a gran cantidad de aves migratorias entre norte y Sudamérica.

Este abigarrado mosaico de vida posee gran diversidad de flora y fauna marina y terrestre, y atesora elevado nivel de endemismo terrestre, lo que privilegia al ecosistema como uno de los más ricos en especies y hábitat en Cuba y el Gran Caribe.

Por sus valiosos recursos de biodiversidad y su vulnerabilidad a la contaminación desde buques, la Organización Marítima Internacional declaró al archipiélago como Área Marina Sensible Protegida, la segunda aprobada después de la Gran Barrera Coralina Australiana. (Por Lino Luben Pérez, AIN)