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Alergia al frío, poco popular entre los cubanos

En Cuba, en nuestra charla cotidiana, resultan comunes palabras como sabor, comida,  trabajo, transporte, telenovela, baile, música, y -sobre todo- calor. Pero el clima tropical que disfrutamos, y en ocasiones sufrimos, hace que la mayoría de las personas ignoremos o miremos con un catalejo padecimientos como la “alergia al frío”, llamada también “urticaria a frigore”.

Aunque la temporada invernal en la Isla no es rigurosa, es conveniente saber que este padecimiento consiste en una reacción de la piel ante la exposición a estímulos como vientos fríos, bajas temperaturas, lavado o inmersión en agua gélida e ingestión de bebidas y alimentos fríos, entre otros de similar índole.

Se manifiesta con brotes agudos de ronchas rojizas en la piel, que pueden producir  desde picazón hasta fiebre, malestar general, dolor de cabeza y dificultad al respirar.

Frecuentemente, las manchas en la piel brotan de 10 a 30 minutos, luego de que ha cesado el frío y la epidermis comienza a recuperar su temperatura normal. 

Esta patología suele comenzar en la edad adulta, y la prueba más utilizada para  diagnosticarla es el “test del cubito de hielo”, consistente en aplicar hielo en el antebrazo del paciente durante cinco minutos y pasados los 10 observar si se produce reacción.

Hace poco más de un siglo, en el año 1906, el médico austríaco Clements von Pirquet empleó por primera vez la palabra alergia, que por su origen griego significa una manera distinta de reaccionar, en alusión a una “reactividad alterada”.

Está demostrado científicamente que existe una predisposición genética a las alergias, y cada año en Cuba cerca de cinco mil bebés de familias alérgicas se incorporan a la fila de los cuatro millones de cubanos con este padecimiento.

Algunos decimos en broma que somos "alérgicos al frío" porque detestamos las bajas temperaturas, pero hay quien sí lo es de verdad. (Por Dai Lien Lafá Armenteros, AIN)