René González: La batalla continúa
La Habana, 13 nov.- Irmita, la hija mayor de René González, declaró a Juventud Rebelde que su padre tiene millones de preocupaciones, sobre todo respecto a sus cuatro hermanos de lucha, condenados en Estados Unidos hace más de 13 años por combatir el terrorismo. En una entrevista a ese diario la joven afirmó que lo primero que hizo el padre, que califica el mejor del mundo, fue hablar de ellos, pensar en cómo iba a ser esta nueva batalla por los Cinco
Sobre la salida de prisión de René dice que es un cambio, pero es todavía injusto.
No se puede olvidar que mi papá cumplió hasta el último minuto de su condena, y ahora está cumpliendo los tres años de probatoria (la llamada libertad supervisada), prácticamente preso también, porque está en EE.UU. y es un riesgo para su seguridad que nos viene a la mente todos los días, dijo Irmita.
Él allá está “libre”, pero no puede venir a su Patria, no puede hacer lo que quiera, no puede estar con sus hijas, no puede estar con su esposa. Esas son las condiciones, comentó.
Contar esos días en que pudieron tocar al padre sin guardias alrededor, mirarlo largo, hablar, le ilumina el rostro a la joven psicóloga. Recuerda que en la cárcel los abrazos eran cuando llegaban y cuando se iban; no podía haber apenas roce, ni muchos besos.
Mi hermana no sabía lo que era ver a mi papá en la mesa; yo no me acordaba de la última vez que lo vi con una ropa distinta a la de preso; sentarnos con él a ver una película era un acontecimiento, porque no había que hacer grandes cosas para sentirse bien cuando todo lo que se estaba haciendo era especial, explicó.
Después agrega: «Estar 13 años en una prisión con un horario y, luego, en las visitas, permanecer sentados uno al lado del otro, con guardias y otras personas, sin poder conversar de todo, reírte como quisieras o acomodarte… Para nosotras sentarnos ahora al lado de nuestro padre y subirle los pies encima, fue grandioso.
«Son muchas las cosas que desea hacer y no puede, porque está donde no debe estar. Ninguno de los deseos de mi papá puede ser cumplido hasta que regrese a Cuba.
«Está en el país donde sus movimientos tienen que ser limitados. Tiene que cuidarse, tiene que cargar con las cicatrices de 13 años en prisión, que no es bobería, eso ha dejado huellas en cada uno de nosotros, y las sigue dejando; primero porque él está allá, y segundo, porque sus hermanos también. En la lucha por ellos las cinco familias se han fundido de tal modo que jamás luchamos por uno solo. Y por eso es que la batalla continúa».
«Este momento sigue siendo el mismo. Mi papá por un lado, mi mamá por otro; uno sufriendo, el otro también. Y lo mismo ocurre con el resto de los cuatro compañeros y sus familias», afirma. (AIN)