La batalla de los estudiantes en el Parlamento chileno
Santiago de Chile .- La protesta social en Chile por una educación pública y gratuita en su génesis parecía un petitorio sectorial, surgido de los intereses de federaciones universitarias y del gremio magisterial.
Tras seis meses de movilización ciudadana, fue abriéndose además un abanico de tópicos cuestionados en el país.
Salieron a la luz reivindicaciones democráticas que el pueblo chileno anhela y críticas de hondo calado hacia el sistema de salud -cada vez más privatizado-, la precaria legislación laboral, la discriminación de la mujer, los atropellos al pueblo mapuche o en relación con la lentitud del proceso de reconstrucción post terremoto.
La magnitud alcanzada por la protesta estudiantil y la lucha por el establecimiento de un sistema de educación pública y gratuita constituye el núcleo impulsor de la protesta antineoliberal en Chile y pone en jaque a las clases dominantes.
Hacía muchos años que las clases dominantes de Chile no se veían desafiadas por tan amplios sectores populares. Eso lo han conseguido los estudiantes. El resto del país se los agradece y los apoya, apuntó un editorial de la revista Punto Final.
Y es ahora precisamente la dirección de la Confederación de Estudiantes de Chile (Confech) la que anuncia una nueva batalla en el arduo camino por avanzar hacia una sociedad más inclusiva.
El terreno de combate apunta al poder legislativo, donde la alianza gobernante de derecha que conforman los partidos Unión Demócrata Independiente y Renovación Nacional es poderosa.
Están también los temores de las veleidades políticas ligadas al proceder de los partidos de la opositora Concertación, conglomerado que integran los partidos Socialista, Democracia Cristiana, Radical Social Demócrata y Por la Democracia, todos con representación parlamentaria y que pudieran constituir el contrapeso del oficialismo.
En entrevista con Prensa Latina, el portavoz de Confech y miembro del Comité Central de las Juventudes Comunistas de Chile, Camilo Ballesteros, señaló que la contingencia en la lucha del movimiento estudiantil en estos momentos está marcada por la discusión inminente en el Parlamento del proyecto de ley del presupuesto 2012.
La idea es proyectarnos hacia el Parlamento porque no queremos una discusión entre cuatro paredes; no queremos que se generen acuerdos entre oficialismo y oposición de espaldas al pueblo, aseveró el dirigente universitario y presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Santiago.
La también vocera de Confech y figura emblemática del movimiento estudiantil, Camila Vallejo, advirtió de igual modo sobre las consecuencias de la "política de consensos" al interior del poder legislativo, responsable en su opinión de la agudización del neoliberalismo en Chile.
Señaló Vallejo que al amparo de tal proceder, tanto la derecha chilena como los partidos de la Concertación generaron un status quo en el país que sólo ha beneficiado a los grandes intereses económicos en detrimento de la mayoría.
La mejor representación de la política de los consensos avalada por estos dos sectores, dentro de la historia más reciente, y conocida por toda la sociedad, es el denominado Gran Acuerdo Educacional del 2007, durante el gobierno de Michelle Bachelet, del cual derivó la Ley General de Educación, apuntó la dirigente universitaria.
Ese acuerdo, subrayó, excluyó todas las demandas de la Revolución Pingüina de 2006, lo cual de hecho significó una traición a una sociedad que clamaba por cambios estructurales en la educación.
A la luz de tales lecciones, Vallejo sentenció que si hoy la derecha y el gobierno buscan una salida de las mismas características, sólo contribuirá a intensificar la movilización social porque ya Chile no es el mismo.
Traspasado el tema a los primeros planos de la agenda política, comisionados de los sectores de la oposición con representación parlamentaria aseguraron que no suscribirán acuerdos con el gobierno de espaldas a las demandas ciudadanas en contra de la educación de mercado.
Andrés Chadwick, el vocero presidencial, llamó a "un gran acuerdo en educación". El país quiere un acuerdo en materia educacional y soluciones concretas y el gobierno cumplirá con esa responsabilidad, declaró el portavoz de La Moneda.
"No firmaremos acuerdos de espalda a la ciudadanía ni a sus demandas", dijo al respecto el legislador del Partido Por la Democracia, Ricardo Lagos. "Somos muchos los que vamos a apoyar las demandas de los estudiantes", aseguró.
Reflexionó que el chileno ciudadano se está imponiendo al chileno consumidor y está pidiendo un cambio al modelo de educación, y si no se responde a ello seguirá el desprestigio de la clase política en el país.
Desde que el tema focalizó la atención pública, ya las bancadas del Partido Comunista (PC) y del Movimiento Amplio Social habían reprobado cualquier intento de llegar a acuerdos que representaran una traición al movimiento social.
Sería fatal proceder en contra de las demandas del pueblo, enfatizó el diputado y presidente del PC Guillermo Teillier.
"Hemos sido muy enfáticos en que el Estado tiene que asumir un nuevo rol en la educación pública, hacerse cargo de regular el sistema privado y nada de lo que contempla el presupuesto va en esa dirección", manifestó Vallejo.
Asimismo el economista de la Universidad de Santiago, Víctor Salas, remarcó que las erogaciones propuestas por el gobierno no jerarquizan las universidades públicas tal como reclama la ciudadanía, por lo cual el criticado enfoque de mercado permanece en la iniciativa legal.
El especialista chileno ilustró que tal como se encuentra hasta el momento, el presupuesto contempla más recursos, pero orientados en gran parte a universidades privadas, por lo cual no satisface las demandas del movimiento social por una educación pública y gratuita.
Realmente las universidades tradicionales no podrán sobrevivir con las partidas previstas, estimó por su parte el rector de la Universidad de Santiago, Juan Manuel Zolezzi. "La verdad, no sé como se han mantenido hasta el día de hoy con los recursos que les ha entregado el Estado", expresó.
El Ejecutivo chileno tropezó con dos zancadillas en su propósito por encauzar la aprobación del proyecto de ley presupuestaria, al ser rechazado el acápite alusivo a Educación Superior en una subcomisión mixta del Congreso y de igual modo posteriormente lo previsto para la enseñanza básica y media.
Sin embargo, la batalla en el escenario legislativo está por empezar y se mueve ahora en el peligroso y resbaladizo terreno de la derecha, entre las paredes del cuestionado Congreso chileno.
Pero la dirección del movimiento estudiantil, en su convicción de avanzar hacia cambios estructurales en el modelo sociopolítico, pondera el significado de la lucha en todos los frentes.(PL)
Tania Peña/Corresponsal de Prensa Latina en Chile.