Centro de Inmunoensayo, vital para la salud cubana
El Centro de Inmunoensayo (CIE), ubicado en el polo científico de la Habana, trazó una pauta en el desarrollo de la ciencia en Cuba. En sus 24 años de existencia esa institución ha desarrollado técnicas de avanzada que hoy constituyen el soporte de importantes programas nacionales de salud.
Monitoreo de enfermedades infecciosas como el VIH, la hepatitis B y C, el dengue, así como todo el sistema de certificación de sangre y donantes de órganos para trasplantes, programas de pesquisaje activo integral, encaminados a detectar los primeros signos de enfermedades como el cáncer, cuando aún no son manifiestas, se incluyen entre los trabajos que allí se realizan.
Un futuro feliz
Cuantificar la alfafetoproteína en el suero de todas las embarazadas cubanas y determinar tempranamente la existencia de graves defectos fetales, no era fácil. La solución pasaba por la compra de equipos y reactivos de alto costo.
Sin embargo, ello fue posible gracias al desarrollo del SUMA (Sistema Ultra Micro Analítico), que instalado en una red de laboratorios distribuidos en hospitales, bancos de sangre, centros de epidemiología y de investigaciones de toda la Isla, contribuyó a evitar el nacimiento de miles de niños cubanos con malformaciones, síndrome de Down, fenilcetonuria, y facilitado el diagnóstico precoz de cretinismo, enfermedad que constituye la causa más frecuente de retraso mental evitable en el niño, aseguró a Prensa Latina el doctor José Luis Fernández Yero, director del CIE.
La disponibilidad de un programa masivo de este tipo es un privilegio de naciones con alto grado de desarrollo, pero en Cuba significó la base para el establecimiento de una serie de estrategias encaminadas a elevar la calidad de vida de la población cubana, agregó.
Con el paso del tiempo se modernizó la tecnología SUMA, lo cual permitió que en la actualidad se realicen más de 40 procedimientos diagnósticos para cerca de 20 afecciones, señaló Fernández Yero.
VIH y Cáncer
La epidemia de sida en el mundo, su diagnóstico temprano, tratamiento eficaz y la posible cura de una infección que afecta a más de 33 millones de personas en el orbe ocupa a científicos e investigadores desde hace muchos años.
Por tanto, contar con pruebas precisas y efectivas para la vigilancia del VIH/sida es de suma importancia en la lucha por evitar la expansión del virus.
En Cuba, diversas instituciones trabajan en este campo, y el CIE participa activamente mediante la producción de determinaciones para la detección de anticuerpos al VIH en muestras de suero y plasma, ensayo que cumple los requerimientos internacionales establecidos para este tipo de pruebas, explicó Fernández Yero.
Esto no solo disminuyó la importación de recursos, sino que contribuyó a consolidar el Programa Nacional de lucha contra el sida.
Por otra parte, reveló que desde hace algún tiempo el centro se encuentra enfrascado en la implementación de nuevos programas de pesquisaje activo integral que posibilitará la detección temprana de enfermedades como el cáncer del cuello del útero, de próstata y colon, y trastornos metabólicos como la diabetes.
En sus más de dos décadas de vida, la institución se desarrolló en la dirección más avanzada de la tecnología SUMA, nacida como una necesidad del país y extendida hoy a 467 laboratorios en diversas naciones de América Latina (México, Venezuela, Colombia, Ecuador, Brasil, Argentina), y 13 en China.
Además se prepara el primero en Perú, y en breve se reactivarán otros que ya existían en Honduras y el Salvador, aseveró Fernández Yero.
El CIE no solo comercializa el equipamiento de estos centros, también brinda la asistencia técnica necesaria, reflejo de los avances alcanzados en investigación, aclaró.
La introducción de esta tecnología en mercados internacionales ha permitido un aumento en las exportaciones, que en el pasado año ascendieron a 51,2 millones de dólares, con un volumen total de ventas de 67 millones, dijo.
Sin embargo, el valor más importante es el beneficio de los millones de personas que en el planeta utilizan los servicios generados del quehacer científico de los profesionales cubanos, reconoció. (PL)