¿A qué naciones protege la ONU?
En los veleidosos tiempos que corren de Imperio sin límites y neocolonialismo europeo asociado, la Organización de Naciones Unidas (ONU) se ha convertido en un órgano apéndice y marioneta del Consejo de Seguridad, cuyos países miembros permanentes: Estados Unidos, Francia, Reino Unido, China y Rusia, determinan el destino de los 188 restantes países miembros con el no, la abstención o el veto exclusivo, aunque la mayoría acuerde lo contrario.
Lejos de ser un ente mediador por la paz, Naciones Unidas es cómplice de la bárbara invasión del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) a Libia, patente con viso “legal” para matar civiles, cazar a Gadaffi y repartir el botín petrolero de guerra con sus acólitos de la Unión Europea, y hasta prorrogar los bombardeos por 90 días más sobre suelo del país africano.
Y no conforme con la destrucción y el saqueo de la Gran Jamahiria Árabe, la ONU permitió que una nueva bandera del autodenominado Consejo Nacional de Transición (CNT) se izara en su sede en Trípoli, aún cuando los insurgentes no tengan el dominio de Sirte ni de Bani Salid; pero así son las cosas de este mundo: USA paga, USA manda.
La histórica causa del territorio palestino, como el fin del bloqueo a Cuba y la devolución de la Base Naval de Guantánamo, además de las Islas Malvinas a Argentina -su legítimo dueño-, son ecos legendarios pero actualizados en cada una de las sesiones correspondientes de ese órgano global.
Sin embargo, Washington siempre ha vetado cualquier acción contra su gendarme Israel y se ha opuesto a los reclamos humanamente justos de los pueblos que aman la paz y luchan por el bienestar nacional.
El 66 período de sesiones de la Asamblea General de la ONU, es un círculo vicioso repetitivo de oídos sordos y escaños abandonados cuando las voces de mandatarios como Dilma Rousseff, de Brasil, y Cristina Fernández, de Argentina, solicitaron la presencia activa número 194 de Palestina en la ONU; el derecho argentino a Las Malvinas y la eliminación de la figura de los miembros permanentes del Consejo de Seguridad; en tanto presidentes de diversas partes del orbe reclamaron el levante del brutal cerco norteamericano a Cuba y que se respete el derecho internacional con acuerdos pacíficos mediante el diálogo en las áreas en conflicto.
Sin ambages, Barack Obama mostró el lenguaje imperial característico, con el anuncio del veto anticipado para que Palestina no sea reconocida como Estado de pleno derecho en la ONU, y amenazó con represalias a Siria, próximo abordaje pirata de la apocalíptica alianza entre los yanquis y sus títeres del Viejo Continente.
Si la OEA defiende los golpes de Estado como hizo en Honduras y las intervenciones yanquis en América Latina, la ONU, ¿a qué naciones representa? ¿No es lo mismo con lo mismo?.
No hace falta ser analistas y expertos en temas globales. El llamado está vigente, porque el sentido común reclama su espacio. No se debe perder un minuto más: el planeta necesita con urgencia nuevos amaneceres sin bombas.
Por Rolando Sarmiento Ricart/ Colaborador de Radio Cadena Agramonte.