11 de Septiembre de 2001: motivo para desatar guerras
Las imágenes de dos aviones chocando contra el World Trade Center de Nueva York, hasta ese momento símbolo de la hegemonía y el poder de Estados Unidos todavía siguen frescas en la mente de millones de personas en todo el mundo. El ataque terrorista contra las Torres Gemelas el 11 de septiembre de 2001 cambió de golpe el panorama político mundial, porque tras ese atentado se abrió una nueva etapa en una supuesta lucha contra el terrorismo que ha generado dos guerras: Afganistán e Irak y decenas de miles de muertos. Claro, que detrás de ese velo se esconde el afán de EE.UU de controlar los recursos petroleros del Oriente Medio.
Una década después del suceso, el pueblo norteamericano llora a las dos mil 996 víctimas de aquel hecho, el cual hirió el orgullo de una nación que solo había sufrido en carne propia una agresión extranjera cuando el ataque japonés a la base militar de Pearl Harbour en 1941.
A partir de ese momento, EE.UU. se volcó en un afán de venganza y aniquilación de todo lo que oliera al grupo extremista Al Qaeda y su líder Osama bin Laden, contra quien iniciaron una cruzada para su ajusticiamiento que concluiría con su captura y aniquilamiento en este 2011, según dio a conocer Washington. Tal noticia ha generado muchas dudas.
Estos 10 años transcurridos también han definido una visión global donde se muestra a un “Occidente”, erigido presuntamente en defensor de la libertad. Algo que aún está por ver.
Con tal pretexto el presupuesto militar del imperio se ha incrementado en los últimos años a cifras astronómicas y según un estudio de la Universidad de Brown, los dos enfrentamientos bélicos iniciados por los norteamericanos les han costado a los contribuyentes cuatro billones de dólares.
El 11 de septiembre de 2001 mostró la debilidad de los sistemas de seguridad de la nación más poderosa del mundo, los cuales no pudieron impedir la catástrofe. No obstante, muchos analistas plantean dudas al respecto.
Para aplacar sus errores, Washington implementó la Ley Patriótica y adoptó otras medidas para imposibilitar nuevos atentados, pero nada podrá devolverle la vida a quienes perecieron en el atentado o pasaron luego a engrosar las listas de los daños colaterales en otros “oscuros rincones del mundo” .
Cuando muchos analistas ponen en duda si Al Qaeda fue o no el responsable del atentado terrorista más famoso de la historia y prefieren buscar a los posibles autores en suelo norteamericano, lo cierto es que desde hace una decenio el mundo cambió y no precisamente para bien.
Hoy, entre controles aeroportuarios y rastreos de llamadas, entre la vigilancia informática y satelital, parecemos vivir perennemente en la espera de un nuevo ataque, de una nueva guerra, en la búsqueda de un pretexto para combatir el terrorismo, real o no, en cualquier rincón del planeta, tal como plantea EE.UU. (Por Daniel Alejandro Benitez Quiñones, AIN)