Copa de Oro, presagio de triste realidad
La reciente eliminación de la selección cubana de fútbol en la Copa de Oro de la Confederación Norte, Centroamericana y del Caribe (CONCACAF), reflejó el estado de salud de este deporte que mueve pasiones, a pesar de que en la Isla se respira béisbol. Aunque se trata de una disciplina que no es el deporte nacional, el fútbol en Cuba cuenta con una nutrida afición conocedora, celosa, admiradora y exigente con cada salida al césped de elencos nacionales en citas foráneas.
Por ello, la lid balompédica en tierras estadounidenses, si bien se presentaba como un muro casi “infranqueable” en las aspiraciones de avanzar a la siguiente ronda, la exhibición en el terreno de juego dejó mucho que desear.
La calidad competitiva de México y Costa Rica era incuestionable, mientras que la “varilla” de los salvadoreños se presagiaba más baja para los caribeños, destinados, para la mayoría, a ocupar el sótano de esta llave clasificatoria.
Sin embargo la historia, no tan lejana, reflejaba encuentros reñidos, con marcadores cerrados, incluso empates ante los ticos, en tanto frente a los aztecas se cayó hasta por la mínima hace pocos años, en edición anterior de la cita regional.
Pero lo ocurrido en Estados Unidos fue como un cubo de agua fría sobre la afición cubana. Más allá de los 16 goles en contra, y uno solo a favor de su equipo en tierras norteñas.
La defensa hizo aguas, la ofensiva llegó a la cita con la pólvora mojada y los movimientos estratégicos de Raúl González Triana trajeron más de lo mismo.
¿Tiene tan poca calidad la Liga Nacional de este deporte; los jugadores están tan alejados del nivel de sus homólogos de la región o la falta de fogueo internacional no perdona?
Cualquiera de estas interrogantes pulula hoy entre los cubanos, desilusionados en su mayoría por el pobre resultado del “once” caribeño en la justa de la CONCACAF.
El fútbol cubano no debe estar ajeno a cuanto ocurre en la arena internacional ante citas de envergadura, como lo es la Copa de Oro, o la eliminatoria mundialista.
Son necesarios topes ante equipos de igual o mejor calidad en relación con los nuestros, pues se pulen detalles tácticos y estratégicos que en casa son imposible de afrontar, amen de la imprescindible “visión de juego” que necesitan adquirir los jugadores en cada encuentro.
Lo visto ahora aleja mucho más las esperanzas de ver a un equipo antillano en la Copa del Mundo, cita a la cual asistió por única vez solo en el lejano 1938, en Francia y, por el momento, retornar a esa cita parece un sueño.
La Copa de Oro continúa su accionar por estos días y aunque ya es historia, para Cuba es necesario el análisis más allá de resultados; la afición lo agradecerá, y el fútbol, también. (Por Leonardo Pupo Pupo, AIN)