¡No! a la barbarie
América Latina es hoy, nuevamente, un hervidero de voces y protestas. Muy sorprendidos están los pueblos de la región con el golpe de estado perpetrado por un grupo de militares, que en contra de la decisión popular, de mantener las riendas del país bajo un sistema democrático, se levanta en armas contra el presidente constitucional, elegido en franca y transparente decisión con el apoyo de todo el pueblo hondureño.
Una vez más los militares aplastan con sus botas los sistemas representativos de los intereses de las grandes mayorías, enseñoreados por el poderío que dan las armas, y el impulso de una minoría que representan las oligarquías financieras.
Una vez más los militares de la región escenifican el estado de sitio, la represión pasiva que puede convertirse en una cacería de brujas, feroz y coactiva.
Se pone de manifiesto que aún quedan en Latinoamérica ejemplares de la especie, erróneamente olvidada, de bestias uniformadas dispuestas a beber la sangre de los buenos y tronchar el futuro de los pueblos.
Mas ya la América nuestra se levanta en cuadro apretado, como la plata en las raíces de Los Andes, y las sombras de la desidia y la opresión dan paso a la alborada de la Alianza Bolivariana para los pueblos de América (ALBA), aglutinando lo mejor de los hombres del continente americano.
Todos a una voz, en un clamor de gargantas, de pechos indignados, condenamos este crimen político, marcado por la mentira, por la farsa, por la represión de las figuras políticas más importantes del hermano pueblo hondureño, como el presidente constitucional Manuel Zelaya, deportado y la canciller Patricia Rodas, secuestrada.
Los santacruceños, indignados por este hecho repudiable, expresamos una enérgica protesta y nos sumamos a la condena unánime hecha por los estados de América Latina y el Caribe, para acusar ante el mundo a quienes hoy mancillan las aspiraciones de justicia y progreso del pueblo hondureño. (Hugo Betancourt Mayoral/ Radio santa Cruz).