Hombres de sol y salitre
Al amanecer de cada jornada, las olas, con su verde azul intenso, acarician el inmenso espacio marítimo, testigos privilegiadas del incansable ir y venir de los hombres, que armados de diversas artes, y tripulando las distintas flotas, se esfuerzan por extraerle las riquezas a las cálidas aguas del Mar Caribe que bañan nuestras costas.
No hay tiempo para la morosidad, mucho menos para la pereza. Unos comienzan las faenas desde las primeras luces del alba hasta el anochecer, otros lo hacen en las madrugadas; todos, como común denominador, tienen la piel curtida e impregnada de sol y salitre, así aportan uno de los rubros exportables más importantes con que nuestro país cuenta.
Camaroneros, langosteros, escameros, y recolectores del pepino de mar,entre otros, consolidan este renglón comercial, con nuevas perspectivas de desarrollo y productividad, demostrando que los pescadores santacruceños son un firme e imprescindible pilar en el sustento económico local y de la nación.
En cada campaña el deseo de cumplir los compromisos individuales y colectivos, e ir más allá de la palabra empeñada, hacen de nuestros hombres de mar un ejemplo de sacrificio y amor, a pesar de la lejanía de la familia que recrudece las nostalgias por el pequeño hijo, la esposa, el encuentro con los amigos y las horas de compartir unos tragos en una tarde calurosa.
No menos importante es la labor de los que en tierra, garantizan el óptimo funcionamiento de las embarcaciones y del proceso industrial que culmina con la comercialización exitosa de las especies. A todos sin distinción llegue el reconocimiento de nuestro pueblo.
Y por su constante batalla frente a los retos que nos imponen las necesidades materiales, los sueños más deseados, o el bloqueo económico, los trabajadores de la Pesca, que desde 1972, cada 8 de abril celebran su día, siguen siendo héroes anónimos que escriben la historia cotidiana de edificar una Patria mejor. (Hugo Betancourt Mayoral/ Radio Santa Cruz).