Tigres y Alazanes nunca defraudaron a sus aficionados
La disputa por la conquista de la zona oriental de la pelota cubana confirmó la entrega de protagonistas y aficionados de uno y otro bando, amén del desenlace final a favor de los Tigres de Ciego de Ávila.
Excelente play off mostraron avileños y granmenses, entregados en cuerpo y alma en cada salida al terreno, como si el juego en disputa fuese siempre el último.
Batazos clave, jugadas de lujo, errores imperdonables y situaciones estratégicas sorprendentes… hicieron de este duelo uno de los más intensos de la actual Serie de Oro, cuyo final será recordado por los seguidores de ambos elencos durante mucho tiempo.
Antes de iniciar las hostilidades, Ciego de Ávila salía como favorito, no solo por las estadísticas sino por las deficiencias de sus contrarios en un aspecto tan vital como la defensa, además de las carencias en el pitcheo de relevo.
Fueron estos precisamente los puntos claves y decisivos en contra de los granmenses, pues aunque comenzaron muy bien defensivamente contra los avileños, la demostración en los últimos choques dejó mucho que desear, sobre todo en momentos decisivos.
La ofensiva, su mejor arma, cayó en un letargo, pues en los tres partidos finales anotaron solo 12 carreras para promedio de cuatro por choque, cifra insuficiente para apoyar su pitcheo, poco profundo.
Sin dudas que los errores, nuevamente los de Granma, deslucieron en varias ocasiones este play off, además de incidir negativamente en los resultados, incluido el del partido final cuando la pifia del receptor Carlos Barrabí abrió las puertas de la clasificación a los avileños.
Record negativo de 26 marfiladas en post temporada llevaron los granmenses a los libros, con un anémico average de 952, pobre para esa etapa de play off.
Individualmente, Alfredo Despaigne, Ramón Tamayo y Urmaris Guerra, brindaron su aporte durante todos los encuentros, mientras que Yoennis Céspedes quedó en deuda y Ciro Silvino Licea se echó más tierra encima en play off.
La ofensiva de los Tigres estuvo mejor repartida, liderada por el cuarto bate Yoelvis Fiss y por el emergente Mayito Vega, capaz de responder a la hora de recoger los bates, como lo hacen los grandes.
Desde el montículo, Vladimir García se creció aún más y demostró que lo exhibido ante Villa Clara no fue casual, mientras que Yadir Rabí pasó de novato a consagrado en cuestión de días.
Las palmas para Ciego de Ávila que, por primera ocasión, disputará la corona nacional. El respeto y la admiración para los granmenses, aunque fuera del pastel, deben llegar desde toda Cuba, que por estos días disfruta a plenitud de esta fiesta con emociones aún por llegar. (Por Leonardo Pupo Pupo, AIN)