Una caravana que jamás se detendrá

Una caravana que jamás se detendráEs enero de 1959.

El primer mes del año se abrió para los cubanos a la libertad y a la dignidad, conquistadas por pinos viejos y nuevos, con dureza de caguairanes.

Los mambises de entonces sí pudieron entrar en Santiago, y parten desde la Cuna de la Revolución, con Fidel al frente, en una invasión de paz de Oriente a Occidente, pero con los fusiles engrasados y listos, porque se sabe que el enemigo no va a dejar de acechar y amenazar y golpear.

La Patria toda hierve de fervor. Se cantan himnos. Se declaman poemas. Se gritan consignas. Se izan banderas cubanas y del 26 de Julio. Las ciudades visten de verdeolivo y millones aplauden al paso de los libertadores, como ahora, cincuenta años después, lo reeditan nuestros niños y jóvenes acompañados por veteranos de aquel histórico momento.

Camilo y Che rinden a las últimas guarniciones batistianas y esperan en Columbia y La Cabaña por la llegada del Comandante en Jefe, que se abre paso entre multitudes que lo aclaman, mientras pronuncia palabras nunca dichas en Cuba y que todos queremos escuchar.

El 8 de enero, La Habana despierta en calles y avenidas, si es que acaso ha dormido. La Caravana de la Libertad avanza lentamente. Nunca en la historia de la humanidad una columna de combatientes marchó a tan poca velocidad ni rodeada por cientos de miles de hombres, mujeres y niños de pueblo alguno.

Ya en la tribuna, entrada la noche, unas palomas caprichosas, como símbolos tremendos, se posan en hombros de Fidel, quien no vacila en preguntar a su hermano de luchas: "¿Voy bien, Camilo¼ ?".

Fidel lo advierte alto y claro: desde ahora todo será más difícil.

Y difícil ha sido este medio siglo transcurrido, de sudor y sangre, contra vientos y mareas casi siempre procedentes del Norte revuelto y brutal que nos desprecia.

Pero nuestra honda, que es la de David, ha mantenido a raya al Goliat avasallador, y aquella Caravana de la Libertad, que desde enero de 1959 jamás ha dejado de marchar, avanza ahora por otras tierras del mundo, y somos muchos más millones en Nuestra América los que vamos a continuar luchando, para que jamás se detenga esta gran humanidad, que con el ejemplo de Cuba, ha dicho basta, y ha echado a andar.

(Tomado de Granma)