Esta es la Revolución de los humildes, por los humildes y para los humildes
Con esa firme convicción, baluarte de la resistencia, ajena a fanatismos y basada en los sólidos principios de la unidad forjada por Fidel, y como clave de nuestras victorias durante este medio siglo de ininterrumpido batallar, calificó el Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, General de Ejército Raúl Castro Ruz, la proyección revolucionaria al resumir ayer el acto conmemorativo por el aniversario 50 del Triunfo.
Toda Cuba hubiera querido estar anoche allí, oyendo a Raúl en el Parque Céspedes de la heroica ciudad de Santiago, para vivir en carne propia las emociones de una celebración trascendente: Llegamos al primero de enero del 2009, con una Revolución más fuerte que nunca, sin haber cedido jamás un milímetro en sus principios, con unidad, y conciencia plena de nuestros errores y deficiencias, de la lucha que deberemos reforzar contra todo lo mal hecho.
Fue una ceremonia sencilla de casi dos horas de duración, iniciada con la proyección de Oda a la Revolución, un documental del realizador Roberto Chile. La multitud reunida, unas tres mil personas, también tuvo la posibilidad de escuchar a representantes de varias generaciones, quienes destacaron, desde su óptica personal y vivencias generacionales, el valor de la Revolución. Esa hermosa oportunidad recayó en una pionera de Secundaria Básica, la alumna de noveno grado Claudia Pérez Espinel; el estudiante universitario Oscar Pérez Portales, el trabajador Jesús Manuel Columbié Rodríguez, del Combinado Lácteo de Palma Soriano, y en Asela de los Santos, destacada combatiente de la clandestinidad, que ahora recuerda a Vilma con el justo esbozo de sus excepcionales virtudes.
Durante el acto se disfrutó de bandas de música del conservatorio Esteban Salas y Provincial de Santiago de Cuba, y un coro gigante integrado por Vocal Áurea, Madrigalista, Orfeón Santiago y Conservatorio Esteban Salas y de la solista Zulema Iglesias, quien junto a la Compañía Danza del Caribe interpretó El Mambí, de Luis Casas Romero.
También subió a la escena la solista Bárbara Llanes, quien acompañada por la Orquesta Sinfónica de Santiago de Cuba y la compañía Danza del Caribe, cantó el Gran Día de Enero, del Comandante de la Revolución Juan Almeida Bosque.
Por momentos en el Parque Céspedes parecía que no había prácticamente nadie. Silencio casi total; con ese respeto fueron escuchados cada uno de los oradores. Sin embargo, las palabras de Raúl invitaron más de una vez al aplauso continuado, a la ovación como río crecido que baja de las montañas. Así lo sentí dos veces, la primera C y lo recuerdo por el orden de su discursoC cuando reafirmó que no dejaremos destruir la Revolución, porque si algún día se viera en peligro, nuestro pueblo sabrá dar la batalla. La segunda, cuando rindió homenaje al Comandante en Jefe de la Revolución Cubana.
Al acto asistieron integrantes del Buró Político, del Comité Central del Partido, de los Consejos de Estado y de Ministros, Comandantes de la Revolución y del Ejército Rebelde, generales en activo y de la reserva de las FAR, asaltantes a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, expedicionarios del yate Granma, familiares de los Cinco Héroes, una delegación de la hermana Venezuela, encabezada por el canciller Nicolás Maduro.
Conformaron una multitud compacta que, junto a Raúl, retomó el grito de lucha de los mambises en el siglo XIX, el mismo que sabrán repetir en el futuro nuestra gente: ¡Viva Cuba libre!