Cuba se mantuvo en la élite olímpica del continente

Beijing, 24 ago. En los que pueden considerarse como los mejores Juegos Olímpicos de la era moderna, Cuba  realizó una actuación meritoria, con dos preseas doradas, 11 de plata e igual número de bronce.

En la magna justa del gigante asiático la Isla se colocó en el cuarto lugar entre los países de Latinoamérica, a la zaga de Estados Unidos, Jamaica, Canadá y Brasil, lo que da fe de que todavía se codea con la crema y nata del olimpismo, con el duodécimo puesto en el total de medallas alcanzadas (24).

Momentos gratos y sinsabores vivió la delegación cubana en Beijing, cuna del músculo planetario durante 16 días en los que el mundo quedó paralizado ante la majestuosidad de las instalaciones deportivas y la exactitud en materia organizativa de los anfitriones.

Alegrías compartidas vivió la afición del patio en la séptima jornada de competencias, en la que el luchador Mijaín López, rey absoluto de los 120 kilogramos en el estilo grecorromano, coronó a la pequeña isla del Caribe con su primer oro estival.

Gladiadores fueron muchos en China, algunos fuera de todo pronóstico, como la fusilera Eglys Cruz, con su bronce glorioso y récord nacional incluido, y el arquero Juan Carlos Stevens, quien únicamente cedió ante el recordista del orbe en dos rondas de consuelo y finalizó en el quinto puesto.

Pedalazos gloriosos sacó del velódromo Laoshang la ciclista Yoanka González, capaz de poner bien en alto a Latinoamérica con su metal plateado en la carrera por puntos, modalidad bien rigurosa en la que solamente ocho naciones han podido escalar el podio de premiaciones.

El atletismo reposó en el Monte Olimpo por intermedio del vallista corto Dayron Robles y el decatlonista Leonel Suárez, el primero confirmando su condición de número uno del planeta y el segundo con su bronce haciendo sentir las cuatro letras de Cuba en la modalidad más exigente.

Sin embargo, las tres disciplinas deportivas que mayor interés despiertan en el conocedor público cubano estuvieron por debajo de sus reales posibilidades.

La pelota, en su despedida bajo los cinco aros sucumbió una vez más ante Corea del Sur, país que ha demostrado ser el de mayor porgreso en el último ciclo, con su tercer lugar en el II Clásico Mundial de Béisbol, sus dos coronas planetarias juveniles y ahora el título olímpico.

Similar situación tuvo el voleibol femenino, por primera vez fuera de un podio en cinco ediciones, tras tener una ronda preliminar impecable y una segunda fase para el olvido que dio al traste con sus cimas del olimpo en Barcelona 92, Atlanta 96 y Sydney 2000, y su bronce de Atenas 2004.

Otro deporte que no anduvo bien fue el boxeo, con el sinsabor de no poder escalar a lo más alto del podio de premiaciones, amén de tener cuatro púgiles en los carteles finales.

A pesar de quedar en el lugar 28 por países, Cuba demostró que Beijing ciertamente fue una meta posible, por la transparencia de la delegación insular y su excelente cordialidad y modestia en los distintos escenarios competitivos.(AIN)