[:es]Médicos cubanos salvaron a pequeña de Santa Cruz del Sur[:]

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Santa Cruz del Sur, 7 may.- Ha salido el sol pero el día presagia sin dilación mucha lluvia, los meteorólogos cubanos ya lo habían anunciado. El cielo que en un santiamén se tornó gris no le quitó los deseos de jugar a las tres niñas. La muñeca delgada del cabello largo muy blanco nombrada Nada, va de brazo en brazo.

Una de ellas es Melisa, la vecina de las infantes hermanas. ¡Qué manera de llevarse bien! Anayelis  y Dayelis  semejan en la piel el día y la caída del sol en las tardes, respectivamente. Ellas todavía no comprenden a plenitud el significado de la palabra amor, sin embargo en sus acciones recíprocas  lo enuncian.

A Dayelis Pérez Márquez le place retozar, correr como si quisiera volar donde se “acomodan” las nubes. “Porque mi corazoncito hace así  bum, bum, bum, bum, feliz”.

A los nueve días de nacida, comentó su mamá Yarelis Márquez Aquiles, la pediatra la auscultó, descubriéndole un soplo. “Fue reportada de grave para el hospital Pediátrico de Camagüey. Se me hizo un nudo en la garganta. Tuve la intención de rajarme en llanto.

Decidí contenerme pues las lágrimas en estos casos atormentan y cargan a cualquier persona de pesimismo. Yo siempre confío en Dios”, afirmó la joven progenitora.

Luego de varios análisis y exámenes los galenos de la referida institución le detectaron en el órgano dañado un seis B y una cardiopatía congénita severa, siendo Dayelis remitida para el centro hospitalario Willian Soler, de La Habana.

“Muchas más pruebas le hicieron a la niña los cardiólogos. Con mucha tristeza me informaron que sería intervenida quirúrgicamente sin esperanzas de vida.

La operación debía prolongarse cuatro horas y sólo demoró dos. Gracias a Dios y a esos maravillosos médicos cubanos mi nena ha recuperado la salud”, significó Yarelis.

Dayelis enseñó expedita al reportero el dibujo que ella y su hermanita Anayelis, también con la contribución de Melisa su vecina, hicieron. “Fue para poner contenta a Nada, nuestra muñeca de las nieves”, expuso la simpática Anayelis.

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