Camilo Cienfuegos dejó su huella en santacruceño (+ Fotos)
Santa Cruz del Sur, 27 oct.- Físicamente ya no está pero su íntegra trayectoria revolucionaria pervive. José López Roca no tuvo la posibilidad de superarse educacionalmente como añoraba, mucho menos sus diez hermanos.
La precaria situación económica de su familia le impidió cumplir ese sueño. Obdulia y Celestino les inculcaron a los retoños los buenos modales y a ganarse el pan con el trabajado honrado.
En la finca La Cubana, de estos predios, donde nació el lugareño, había mucho que hacer; así se sustentaba con alimentos y otras necesidades la numerosa prole.
Desde la silla presidencial Fulgencio Batista había convertido la vida de los pobres de esta tierra en un calvario. Con palabras tan sólo no se podía derrocar la tiranía. Por su cuenta y riesgo el joven López Roca le dio candela a cañaverales colindantes al poblado de Pino Uno, situado en áreas del antiguo batey Macareño, actual comunidad de Haití, entorno donde tiempo después vivió.
Además, compró bonos del clandestino Movimiento 26 de Julio (M-26-7) para ayudar a combatir a la dictadura; pero su necesidad de contribuir más se acrecentó. Le comentó a Hermógenes Moreno, un amigo suyo de entera confianza, el interés que tenía de alzarse, él lo llevó hasta El Purial, en la Sierra Maestra, donde vivía una hermana.
Pudo integrarse al grupo de escopeteros liderado por Polo Garcés, permaneciendo alrededor de 15 días; luego tuvo la oportunidad de trabajar en la Comandancia Rebelde en la que realiza tareas agropecuarias. Tiempo después formó parte del pelotón al mando del Capitán Antonio Sánchez (Pinares), que pertenecía a la Columna número uno José Martí dirigida por Fidel.
En cuanto se constituye la Columna número dos Antonio Maceo, que tenía la gran misión de marchar hacia el occidente de la Isla, el rebelde de espesa barba y uniforme verde olivo tuvo el privilegio de integrar esa estructura de lucha. Su pelotón había sido incorporado. José fue elegido el práctico de esta masa de valientes encabezado por el legendario Comandante Camilo Cienfuegos.
En su autobiografía, que junto a medallas y otras pertenencias personales se exhibe nuevamente por estos días en el museo local, aparece reseñada su participación en combates como el de La Malograda, Venegas, la toma del cuartel de Zulueta y la fortaleza de Columbia en La Habana, sitio donde, según dejó referido, la fuerza al servicio del tirano apenas ofreció resistencia.