Gracias, Rumbatá

Lejos de los solares y muelles que vieron nacer la rumba, una agrupación agramontina reinventa este género musical y lo presenta a su pueblo con una sonoridad muy propia.

Rumbatá juega con la clave negra hace 22 años y su tercer fonograma, titulado Gracias a la Rumba, obtuvo recientemente el premio Cubadisco 2018 en la categoría de Música Tradicional Afrocubana.

“Este fonograma fue pensado por y para el pueblo y cada uno de sus temas va a la esencia de lo que realmente es Rumbatá. Es un disco muy sincero y, precisamente, esa franqueza nos regaló este premio”, comenta Wilmer Ferrán, director de la agrupación.

Acompañados por un buen café, me explica este hombre de sencillez sorprendente que en el disco están fusionados con la clave de la rumba toques de güiro, música arará y golpes de tambores batá, así como el pat electrónico, que le aporta matices y le hace ganar la preferencia del público.

Cuando le pregunto a Wilmer —bailarín devenido músico— cómo fue trabajar con alguien como Manolito Simonet, sonríe y dice: “¡Figúrate!, hace que te exijas mucho como creador. Este es un disco muy intencionado y tener en el estudio al maestro fue fundamental, pues aportó consejos, me refiero a cuestiones percutivas, de coros, que elevaron la calidad musical de nuestra rumba”.

El álbum tiene color de tinajones pues, además de contar con la producción musical del director del Trabuco, las notas discográficas estuvieron a cargo de la musicóloga Heydi Cepero, también camagüeyana, quien supo desentrañar los atributos más sinceros del grupo y presentarlos al mundo.

La justificación para la entrevista fue el premio Cubadisco, pero esta reportera adicta al diálogo no se aguantó las ganas de saber más sobre un colectivo musical que se ha ganado el cariño de su gente.

“Llevamos 22 años buscando que escuchen nuestra música y, te digo, es una travesía de sacrificio total”, termina la frase y en su cara se reflejan las historias, las complicaciones, la falta de condiciones que los han acompañado en el camino, pero también se hacen presentes sentimiento y manana (término rumbero y significa bomba, corazón), ingredientes indispensables de su rumba.

“Cuando recibí el premio, lo dediqué al corazón del pueblo camagüeyano, pero hoy te digo que también lo dedico a todos los que formaron parte de Rumbatá, a esos que pasaron trabajo junto a mí, que ya no están en el grupo y aun así van a los conciertos o me brindan consejos sinceros.”

Le pregunto sobre hacer rumba en y desde Camagüey, medita un poco y luego responde: “En el caso nuestro hacemos un género muy difícil, por ser incomprendido y mal mirado, aun cuando es Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, tenemos que ir en contra de los tabúes, pero nuestro público, que a pesar de los criterios es bien probado y muy disciplinado, se lo merece”. Y agrega: “Además, la rumba, por sí sola se ha ganado el respeto y hay que respetarla desde el arte, porque también es arte.”

Con Gracias a la rumba llega a Camagüey un premio Cubadisco y a pesar de que el guaguancó, la columbia y el yambú no sean del agrado de todos, muchos se sentirán orgullosos y pensarán: Gracias, Rumbatá. (Foto: Archivo)