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Estrenan en La Habana la más reciente producción de Fernando Pérez

[:es]Últimos-días-en-La-HabanaLa Habana, 12 dic.- El director de cine cubano Fernando Pérez regaló este domingo un canto a la amistad y la sinceridad con el estreno de su más reciente película, Últimos días en La Habana, dentro del Festival del Nuevo Cine Latinoamericano.

Una vez más, el cineasta se las ingenió para apretujarle el corazón a los espectadores con un drama para nada pesimista, pese a múltiples lecturas, pero sí contundente en sus planteamientos, aterrizado y, al mismo tiempo, defensor de los mejores valores humanos.

Pérez adelantó a Prensa Latina que en su nuevo largometraje abordaría la amistad, las aspiraciones y los sueños de personas de un solar de La Habana, una ciudad por la que asegura haber sido escogido, y no exagera, cualquiera que haya visto una de sus películas lo comprenderá.

La misma historia contada por otro cineasta hubiese podido rayar la caricatura, sin embargo, en manos de Pérez ingresa a la lista de clásicos con interpretaciones merecedoras de premio como las de Jorge Martínez, Patricio Wood y la novel Gabriela Ramos, de 15 años de edad en el momento de rodaje.

Últimos días en La Habana también es una película sobre la relatividad de la moral en situaciones específicas y los prejuicios que en el orden ético provocan ciertas conductas que no son las “normales” según códigos que tienen que ver más con la preceptiva que con la vida misma, confesó el director.

Según Pérez, Premio Nacional de Cine 2007, uno de sus propósitos como realizador apunta a que el espectador, en un inicio, sienta prejuicios con lo presentado y en el transcurso de la acción modifique sus prevenciones y no juzgue la conducta de los personajes, sino que los entienda.

Los papeles de Wood y Ramos son antagonistas bien detallados dentro del relato fílmico, él (Miguel), hombre de muchos misterios, casi inexpresivo y visiblemente contenido, aunque quienes lo rodean solo notan su hermetismo.

Ramos se adentra en la piel de Yusisleydis, una adolescente de su misma edad con la cabeza en las nubes, así la definirán muchos, demasiado inmadura, pero la ingenuidad le concede una cualidad escasa y admirable: honestidad.

Yusisleydis será un personaje mediante el cual se dirá mucho, real, fuerte, preocupante, y la joven actriz sin experiencia académica deviene todo un descubrimiento del genio de Pérez, que incluso la obligó a versionar con sello propio un bolero tradicional cubano de popularidad mundial, Contigo en la distancia.

Como ya es habitual en la filmografía de Pérez, los sonidos y las piezas musicales escogidas no resultan para nada fortuitos ni meros acompañamientos, tienen la fuerza de actores, cada uno.

No puedo dejar de advertir una coincidencia, de acuerdo con numerosos críticos, este director es ahora mismo el cineasta cubano vivo más relevante y en la nueva película el personaje de Martínez representa un guiño magistral al Diego de Fresa y chocolate, de otra leyenda del cine cubano, Tomás Gutiérrez Alea.

Vale aclarar, con distancias cuidadas, bien distinguidas por el actor, Martínez, quizás en su mejor caracterización en cine.

Dirección, guión, fotografía, edición, actuaciones, Pérez logra otra película redonda, conmovedora, ante la que ningún espectador podrá permanecer indiferente, y la carrera por el Premio Coral acaba de ganar una sólida contendiente. (PL) (Foto: Cubadebate)[:]