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Desfachatez judicial norteamericana por partida doble

Desfachatez judicial norteamericana por partida dobleTal vez ocurrió fortuitamente. Entonces habría que creer que la vida puede, en determinados instantes y asuntos,  disponer el orden de los acontecimientos para hacer más relevantes cataduras o virtudes…y en este caso se trata de lo primero.
   
En efecto, días atrás, la Corte Suprema de justicia de los Estados Unidos, denegó, sin explicación alguna, el tomar en consideración las solicitud de revisión del caso de Los Cinco luchadores cubanos antiterroristas, que desde hace más de un decenio guardan injusta prisión en aquel país.
   
La actitud del órgano supremo de justicia solo se explica a partir de una obstinada y hostil posición política contra Cuba, y del contubernio con los intereses retrógrados de los grupos de extrema derecha radicados en Miami, promotores de la farsa contra los patriotas de la Isla.
   
Enlaza además, sin muescas de ningún tipo, en la venganza orquestada por los que durante decenios han promovido la muerte y la destrucción contra un pueblo cuyo único crimen es pretender una ruta de autodeterminación e independencia reales.
   
En la arbitraria decisión de la Corte Suprema de los Estados Unidos no tuvo impacto siquiera la larga lista de destacados peticionarios a favor de los Cinco que acompañó a la solicitud de revisión del caso, entre ellos diez premios Nobel, decenas de parlamentarios, y otras importantes figuras internacionales.
   
Hay que decir que la Fiscalía hizo todo lo posible por evitar la reapertura del proceso, aun cuando conoce a fondo de las irregularidades que lo caracterizan.
   
Pero al propio tiempo, en El Paso, Texas, Luis Posada Carriles, quien fuera sindicado una vez por las propias autoridades norteamericanas como “un peligro público”, logró el traspaso hasta febrero próximo del juicio que se le sigue por perjurio y fraude, de manera que “la defensa tenga tiempo de preparar su alegato”.
   
El conocido terrorista, cono se sabe, ingresó ilegalmente en los Estados Unidos socorrido por sus compinches radicados en Miami, y es autor confeso de la voladura de una nave comercial cubana con 73 personas a bordo en 1976, de ataques con bombas mediante el uso de mercenarios a hoteles habaneros, y de asesinatos y torturas en Venezuela, entre otras fechorías.
   
Ex agente de la CIA y estrechamente vinculado a los planes contrarrevolucionarios estadounidenses en el sur del hemisferio, semejante personaje no enfrentará cargos por sus acciones violentas y genocidas, sencillamente porque las autoridades no desean “revelaciones sensibles” en torno a sus actividades pasadas.
   
La gracia concedida a Posada Carriles pasa además por alto la reiterada solicitud de extradición del criminal a Venezuela, desde donde escapó cuando guardaba prisión por el derribo del avión comercial cubano.
   
Nada, que Washington y sus leyes no pueden ser más controvertidos, parciales, injustos, oportunistas y protectores del crimen y la vesania.
 
¡Y todavía alardean y se proponen como ejemplos universales de equidad  y de sacrosanta separación de poderes! (Por Néstor Núñez/Servicio Especial de la AIN )