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Cuba nunca volverá a su pasado electoral

Cuba no puede volver a ese pasado electorero que antes de 1959 hacía de la política un negocio redondo, afirma el periodista cienfueguero Manuel Varela Pérez, quien próximo a cumplir 80 años de edad, rememora sus vivencias al respecto.
 
Desde muy joven sufrí la corrupción que imperaba en los comicios, sobre todo en barrios pobres y marginales como era el de Pueblo Griffo en Cienfuegos, dice el corresponsal de la emisora Radio Progreso.
  
Entre las principales violaciones que presencié estuvo la venta de votos, con la cual muchas personas conseguían dinero para alimentar a su familia, ejemplifica Varela Pérez, quien militó en las filas de la Juventud Auténtica y luego la Ortodoxa.
  
“Los politiqueros decían por quién debían votar y te pagaban dos o tres pesos, en dependencia de la situación en la que estuviera el candidato. Sin embargo, el cubano es muy pícaro y siempre se encontraba la manera de engañar a los esbirros”.
  
Por eso los gobernantes inventaron la boleta viajera, -recuerda indignado- la cual recibía ya firmada el elector para que la entregara en la urna, con el compromiso de regresar con una en blanco y entonces obtener el pago.
  
“Como este fraude existieron muchos otros relacionados con el cambio de urnas y la recogida de cédulas, a partir de las cuales iban a las mesas electorales nombres de personas fallecidas”.
  
Esa es la mal llamada democracia que nos quieren imponer- continúa Varela Pérez- pero entonces los jóvenes cubanos no teníamos derecho a participar en la vida política del país.
  
Agrega que después de 1959 el sistema cambió para bien, dándole la oportunidad a los vecinos de reunirse, postular y elegir al candidato, derecho cívico impensable antes del triunfo revolucionario del Primero de Enero.
  
“Yo tuve un compañero en la escuela superior cuya familia tuvo que reunir varias cédulas para poder obtener una beca en un tecnológico en la capital; sin embargo hoy su hija es una profesional respetable, graduada por la Revolución, sin costarle un centavo”, dice.
  
No cabe dudas de que ahora los delegados son los mejores representantes del pueblo, afirma Varela, quien también ocupara esa responsabilidad en la circunscripción.
  
Solo hace falta incrementar la cantidad de jóvenes como delegados para que vayan adquiriendo experiencias y se conviertan en las futuros dirigentes del país, afirma, para recalcar: ''Con ellos continuará seguro el futuro del sistema socialista cubano”. (Por Yudith López Ramos)(AIN)