Protestas en Bolivia remecen cimientos del gobierno de facto (+Foto y video)
La Habana, 14 may.- Numerosas protestas en Bolivia remecen los débiles cimientos del gobierno de facto de Jeanine Áñez, mientras esta y su séquito ministerial arrecian las amenazas y aumentan la represión.
Manifestaciones contra el hambre, contra la carencia de recursos de bioseguridad para el personal de la salud y pacientes con Covid-19; contra el decreto supremo que permite uso de las semillas transgénicas; contra el decreto que limita la libertad de expresión; protestas por la celebración de elecciones ya, son algunas de las esencias de las demandas de los bolivianos.
Cacerolazos, explosiones de petardos, plantones, cierres de calles, huelgas de hambre, son también solo algunas de las medidas de presión para que el gobierno escuche sus exigencias.
Hoy continúan las protestas que desde hace varios días protagonizan pobladores de la Zona Sur de Cochabamba. Los vecinos imploran que el gobierno los escuche para poder plantear una cuarentena flexible que les permita trabajar para poder subsistir, ‘nuestros hijos toman té, sin pan’.
Los médicos están en las calles para exigir mascarillas, laboratorios, kits de pruebas, vestimentas seguras para detectar la Covid-19 y evitar el contagio de la peligrosa enfermedad.
Los enfermos renales se encuentran en emergencia, debido a que las autoridades del gobierno no cancelaron el servicio de hemodiálisis de las clínicas privadas que los atienden.
La Federación Única de Trabajadores Campesinos de La Paz Tupac Katari, la Federación Departamental Única de Mujeres Campesinas Indígenas Originarias de La Paz Bartolina Sisa, así como expertos y organizaciones ambientalistas rechazan un decreto presidencial que permite el uso de semillas transgénicas lo cual provocará un grave impacto a la agricultura de Bolivia, en particular al maíz.
Recientemente, el gobierno de facto sancionó el decreto supremo 4232 el cual permite la utilización de semillas transgénicas en los cultivos de maíz, caña de azúcar, algodón, trigo y soja en esta nación suramericana.
La medida se fundamenta en la necesidad de obtener alimentos más rápidamente y con rendimientos superiores ante el contexto actual de emergencia sanitaria provocado por la pandemia de la Covid-19.
El decreto contraviene el artículo 24 de la Ley de la Madre Tierra y Desarrollo Integral para Vivir Bien que prohíbe ‘la introducción, producción, uso, liberación al medio y comercialización de semillas genéticamente modificadas’ en todo el territorio.
Por otro lado, esta mañana, la Misión en Bolivia de la Oficina de la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos llamó hoy al gobierno transitorio a modificar decreto que criminaliza libertad de expresión en el contexto de la pandemia.
La oficina adjunta al organismo multilateral calificó de excesiva la respuesta penal al ejercicio de la libertad de expresión, como medio para combatir la desinformación en el marco de la emergencia por la Covid-19.
Por su parte, la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet ha enfatizado que ‘en lugar de amenazar a periodistas o acallar las críticas, los Estados deberían alentar un debate saludable sobre la pandemia y sus consecuencias’, agregó la oficina de la ONU en Bolivia.
Otras protestas caracterizan el escenario social y político en el país suramericano, al tiempo que las autoridades del régimen de facto apela a la fuerza militar y policial tanto por tierra como por aire para reprimir, amenazar y atemorizar a quienes (buena parte de la población) estén en desacuerdo con el gobierno.
Y en medio de este panorama, el gobierno no admite sus deficiencias, no solo para el manejo de la pandemia de la Covid-19, sino en todos los elementos de la vida del país que están bajo el ojo crítico del pueblo, y se empeña en culpar al Movimiento al Socialismo (MAS) y a las comunidades campesinas y originarias de todo ‘lo malo’ que acontecen en la nación andino-amazónica.
Bajo el título Los culpables, el escritor Gabriel Mamani, premio Nacional de Novela 2019, criticó al gobierno transitorio de Jeanine Áñez por atemorizar a la población a la cual culpa de la pandemia de la Covid-19.
El ensayo publicado en el diario Opinión, el reconocido escritor recalca que ‘mientras la crisis mundial producida por la pandemia exige un mayor grado de humanidad y sensibilidad, en Bolivia nos hemos enfrascado en un proceso de deshumanización del otro.’
Mamani enfatiza que en su país, ‘donde debiera haber solidaridad y empatía hoy abundan adjetivos’ como salvajes, ignorantes, irresponsables, alteños, terroristas, masistas, hordas, palabras usadas siempre en contra de aquellas personas, en especial aymaras, que lanzan críticas al régimen actual.
‘Según el gobierno, lo incontrolable del virus en Bolivia se debe solo o bien a la indisciplina de ‘la gente’ o a las malas políticas de salud el pasado gobierno. Nunca a la ineficacia de la gestión de los gobernantes actuales’, agrega.
Las redes sociales, alerta, son la pantalla perfecta para diseminar la estigmatización y cimentar un discurso de odio que, debido al avance tecnológico y la llegada al poder de grupos conservadores que legitiman el racismo y la xenofobia, se expande con celeridad y genera imaginarios fijos que son tomados por verdades.
‘La ecuación racismo + redes sociales + pandemia crea la figura de un enemigo común, un responsable único de la situación por la que atravesamos. Y ese responsable, en la tabla de pigmento, siempre se aproxima más al cobre.’, indica. (Prensa Latina)