Participó santacruceño en lucha contra bandidos en lomas del Escambray

Santa Cruz del Sur, 14 oct.- La televisión cubana ha transmitido por estos días la tercera temporada de la serie LCB, La otra guerra, que trata sobre la lucha contra bandidos en Matanzas, en los primeros años de la Revolución.

Esto, naturalmente, ha removido los recuerdos de quienes desde toda Cuba dieron su aporte para defender el proyecto que cambió los destinos de su gente.

Han transcurrido los años, mas el octogenario Ramiro Raúl Ortiz Segura no olvida ningún pormenor de aquellas primeras misiones que le solicitara Cabrerita, miembro activo del Movimiento 26 de Julio (M-26-7), a él y otros compañeros de lucha.

En ese entonces, el entrevistado y sus camaradas de conspiración vivían en la colonia Santa Beatriz, ubicada en tierras del antiguo central azucarero Francisco, actual Amancio Rodríguez, en el municipio de igual nombre de la provincia de Las Tunas.

“Recogimos armas, evocó, en los bateyes de Macuto 1, Macuto 5, Narcisa, Carbonell y la Loma del gato. El apoyo lo daba el campesinado con escopetas de caza calibre 12 y 16, éstas las entregábamos a Cabrerita para las tropas rebeldes que acampaban en los montes de San Miguel, no muy alejados del ingenio Francisco”.

El natural de Niquero, en la provincia de Granma, se integró voluntariamente a una de las escuadras de la Columna número 13 comandada por Víctor Mora a finales de 1958, a su paso por áreas del central Francisco.

“Pero Mora me dijo a mí, y a otros que hicieron lo mismo, que como no había armas éramos más útiles en el Movimiento 26 de Julio”, manifestó Ramiro Raúl.

La huida del dictador Fulgencio Batista aceleró el triunfo revolucionario. La victoria definitiva tan anhelada por el pueblo cubano había llegado. Sin embargo, el gobierno estadounidense de turno, en ese entonces, se negaba a aceptar la libertad plena del archipiélago con forma de caimán.

Grupos de alzados, sobre todo en el lomerío del Escambray, comenzaron a tomar posiciones y a hacerse sentir en el entorno cometiendo crímenes y abusos. Por orden de Fidel se crean las Milicias Nacionales para destruir las bandas contrarrevolucionarias donde quiera que se encontraran.

En un tren de carga partió desde Camagüey hacia el Escambray el joven Ortiz Segura, junto a los 80 compañeros de la infantería de los fusiles M-52. Eran los meses finales de 1960. En lugares como Caracusey, La Güira y Cacahual participó en peines, emboscadas y enfrentamientos directos con los alzados hasta su total desactivación.