[:es]Osado motorista colaboró con tropas rebeldes sin ser nunca detectado[:]

[:es]Santa Cruz del Sur, 27 mar.- Dijo haber olvidado muchas de las cosas que hizo desde la clandestinidad, sin embargo demostró tener una memoria prodigiosa. José Jacque Teccie es de ascendencia haitiana, quizás por eso tenga tan formidable salud a los 93 años.

“Fui de la juventud comunista. Nuestra lucha inicial fue en el sindicato azucarero para conseguir el incremento salarial de los obreros de ese sector pues eran tratados muy mal”, manifestó.

En la comunidad Vigía del actual Consejo Popular Cándido González, el entrevistado vivía con sus padres. “A mi papá los dueños del antiguo ingenio Santa Martha le propusieron ser el segundo mayoral de la colonia Vigía. Él aceptó.

El viejo era comunista, se reunía en secreto con sus camaradas de ideales. Deseaban que los haitianos dedicados a cortar caña tuvieran mejores condiciones, también recibieran un pago mayor”.

Cuando a Jacque los miembros de la célula del Movimiento 26 de Julio (M-26-7) le propusieron incorporarse a este tipo de accionar revolucionario: “Di mi disposición”, afirmó.

“Los guardias de la rural, comentó, se montaban en el coche motor que yo manejaba. En parejas o en grupos se quedaban en cualquier batey para hacer recorridos.

 Mi tarea era repartir distintos tipos de mercancías a los colonos, transportar viajeros… Eso me daba la oportunidad de entregarle mensajes a los rebeldes alzados en la zona de Dos Ríos y  luego en los montes de Meso, allá en el poblado de Cuatro Compañeros”.

Al contraer matrimonio con Rosa Gerome Simón fueron a vivir a Los Raules, mucho más distante de Vigía. Sitio cercano a la costa. “Los jejenes se aliaban a los mosquitos para hacerle la vida imposible a la gente. Allí permanecimos algún tiempo. Pero esos bichitos no me impidieron coserle muchas ropas a los rebeldes y confeccionarle brazaletes del Movimiento”, evocó.

Medicinas, armas, médicos para atender a enfermos o heridos llevó José en la máquina de las ruedas de hierro. “Actué según lo indicado. La discreción mantenida me permitió ejecutar las tareas frente a las “narices” de la tiranía sin ser nunca descubierto”, puntualizó emocionado.

Más de medio siglo llevan unidos estos enamorados de la fidelidad, quienes residen en una casa apartamento de uno de los edificios multifamiliares del poblado Cándido González, de este territorio. Ambos supieron conducir la formación de sus tres hijos, dos de ellos mujeres.[:]