Al sur

[:es]Obrar bien dignifica también al campesino santacruceño[:]

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Buenos ciudadanos viven en los campos de esta localidad. Su valor patriótico lo demuestran no sólo por estar al lado de la Revolución Cubana, ser ejemplos ante la sociedad y el núcleo familiar, también porque de sol a sol siembran la tierra para el autoconsumo familiar y territorial.

Venturosas son esas áreas labradas por bueyes o tractores, donde el marabú ha sido convertido en carbón, plantando en los alistados sitios cultivos varios, frutales, hortalizas y árboles maderables.

A  la vez se fomenta la cría de carneros, chivos, cerdos y el ganado vacuno. Aún falta por hacer, pero el campesinado se inspira en el “jolgorio” fructífero para ver salir de cada surco los planificados compromisos a los que le dedican la mayor parte del tiempo, pues los sembradíos, ¡compay!, requieren ser atendidos por mujeres y hombres tenaces.

El compromiso los “despierta” antes del amanecer. Las toscas botas se humedecen con el rocío, el sombrero de guano chorrea humedad. La piel de sus bondadosos rostros le “dona” fértiles gotas de sudor a los plantíos que darán nuevos frutos.

Obrar bien sobre la tierra en que se vive dignifica a los seres humanos. A los campesinos les realza su categoría de verdaderos dueños de donde brotan las cosechas de la abnegación a favor del pueblo y la familia.[:]