Nada podrá deshonrar la obra y pensamiento de José Martí
Te han censurado los deleznables, recibiste las puñaladas de los que simulando pulcritud insurrecta escondían la apostasía en las roídas almas.
Hasta unos míseros delincuentes hace pocos días pretendieron con sangre de cerdo deshonrar tu imagen. En tus escritos y oratorias dejaste clarísimo quienes son los cobardes. Dan en la boca de una pistola, y con el humo de la pólvora se desvanecen. Los temerosos son hijos de la putrefacción.
Tu espíritu José Martí es un fuego perenne que calienta, aviva, abrasa. Los cubanos tienen tu espíritu terco donde se arraigan las ideas de independencia y soberanía, estas se han transformado hace mucho tiempo en raíces de árbol, difíciles de arrancar.
Unidos al ímpetu patriótico manifestado por ti en el exilio y el campo de batalla, sin temer nunca a la muerte, continuamos fundando en cada victoria a la Cuba invencible, cumpliendo sencillamente el deber. La gloria, señalaste, es de los que ven hacia adelante.
Los niños, jóvenes, hombres y mujeres de esta Isla, Maestro, tienen la grandeza de defender la verdad, la verdad en la virtud.
Nada hemos hecho para asombrar al mundo, pero continuamos demostrándole al norte revuelto y brutal que aunque somos defensores de la paz no le tenemos miedo alguno a sus amenazas, ni detendremos el desarrollo económico a causa del bloqueo.
Vamos en cuadro apretado, empujados por tu ejemplo Martí; fundidos al pensamiento bueno de los que construyen y fundan, a las voces enérgicas, a las consagraciones hermosas, al sólido amor hacia la Revolución Cubana.