Matrimonio camagüeyano cargó pilas bajo centella eléctrica
Todavía Antonio y Marleny están atónitos. No pueden explicar con certeza lo sucedido el domingo pasado en la tarde noche, cuando una centella eléctrica (un rayo seco) perforó la sólida placa de su casa y las esquirlas de hormigón la hirieron a ella, y a él el impacto lo dejó de pronto sordo, sin que ambos pudieran contar detalles del inusual fenómeno climático.
El ingeniero Roberto Aroche Ramírez, investigador y profesor del Centro Meteorológico Provincial de Camagüey, propició la primicia noticiosa mediante una llamada desde el escenario del insólito evento natural que, según aseguró, nunca había presenciado con tal magnitud en 32 años de pesquisas científicas.
Antonio Ortiz Margolla, quien hace 59 años reside en la hoy consistente vivienda número 459 de la calle Cuarta Paralela, entre 25 de Julio y Alfredo Adán, en el Consejo Popular Vigía-Florat,de la capital agramontina, jamás había visto nada igual:
“ Estaba sentado junto a mi esposa en el comedor, yo leía el periódico cerca de la escalera que va a la azotea y ella pelaba los ajos para terminar la comida, pues calculo ahora -más calmado- que eran entre las 6:15 y 6:30 de la tarde, cuando dejé de oír y la vi correr hacia la calle. No sabía que pasaba ni por qué Marleny corría hasta que los vecinos nos llevaron para el policlínico "Joaquín de Agüero", donde nos atendieron muy bien”.
Marleny Galiano Rodríguez, describe un poco más: “Pelaba los ajos para adobar la carne y concluir la comida. No advertí la luz, sencillamente sentí la explosión inmensa y percibí una nube blanca que deduzco hayan sido los fragmentos de la placa. Salí corriendo para la calle porque sentía que me quemaba, creo, por las piedras calientes.
"Incluso, en el policlínico me preguntaban qué cosa había explotado y no sabía, no vi nada más que la nube blanca, era una neblina blanca. Daba gritos porque me sentía quemada y cuando descubro que estoy sangrando los vecinos me trajeron una toalla… ellos decían que había sido un trueno, pero nosotros no sentimos nada, ya no estaba lloviendo ni tronando”.
Con el ingeniero Aroche, contactamos los daños e hilvanamos suposiciones de la entrada del fenómeno atmosférico que, según el investigador de 32 años de experiencia, nunca había conocido una descarga eléctrica de semejante potencia, que disparó su fuerza entre el tubo de la acometida de electricidad y la antena de televisión de la vivienda perforando el techo de hormigón armado a la altura de la caja de escalera, con fractura en la base de esta.
La “incalculable” descarga chamuscó las cabillas interiores de la placa que quedaron descubiertas, calcinó lámparas fluorescente, dañó el aparato de TV y afectó, además, diversos equipos electrodomésticos de los residentes en la cuadra antes de dejarla a oscuras.
“Fue impactante, lo jamás visto aquí, fíjese que perjudicó a 13 viviendas de esta cuadra, sobre todo equipos de televisión y refrigeradores”, añadió Luisa Álvarez Álvarez, presidenta del Comité de Defensa de la Revolución (CDR) de la cuadra.
Lo real, haya sido un “rayo seco”, centella, rayo periférico, rayo en bola o esfera luminosa asociado a las tormentas eléctricas, de sonido sibilante, crepitante o silencioso, cuya explicación fue registrada por el científico Nikola Tesla en 1904, lo cierto es que Antonio y Marleny, volvieron a nacer el 30 de agosto del 2015, año en que cumplirán tres décadas de casados, fecha 30-30 que aseguraron festejarán como el primer día de sus vidas.